Tal vez 2016 sea recordado, en los medios de comunicación, como el año de las paradojas. Lo que se anunciaba que se iba cumplir, no se cumplió. Y lo que se anunciaba como imposible, se volvió posible. La realidad, la tozuda realidad, se ha impuesto, finalmente, a las predicciones y propuestas de los grandes medios y de los gobiernos.
La carga de la paradoja y de las encuestas
Por principio de cuentas está el ejercicio de salida de Gran Bretaña de la Unión Europea: el “Brexit”. Nadie creía, mucho menos el primer ministro David Cameron, que fuera a triunfar el no a seguir unidos con Europa continental. Todo estaba preparado para seguir. Y de pronto el gozo se fue al pozo. No hubo una encuesta que le atinara al resultado del referéndum. Continuar leyendo
… estamos en el vértice de una de las encrucijadas más complejas de nuestra historia moderna. Por un lado, la amenaza del nuevo gobierno de Estados Unidos; por el otro, la incuestionable corrupción que carcome todos los espacios de la nación mexicana. Y, mirando las noticias, la crisis de valores fundamentales en que se suceden asesinatos, violaciones, robos, ultrajes (las mujeres son recipiente de una agresividad insospechada), desviaciones de fondos por los políticos, apología de la violencia, tráfico de armas y ausencia general de orden, de ley, de amor por el prójimo, de respeto y ayuda al más pobre…
Cuando los países desarrollados se debaten en torno a la “alfabetización digital”, en buena parte del planeta el analfabetismo es una dolorosa realidad.
Una nota largamente esperada: los gigantes de Internet -YouTube, Facebook, Twitter y Microsoft—han anunciado que unirán sus fuerzas (que son impresionantes) para combatir el terrorismo a nivel mundial.
En la reciente Feria Internacional del Libro de Guadalajara se llevó a cabo el foro “Los desaparecidos nos faltan a todos”. En él, hombres y mujeres de todos los rincones del país, nos recordaron una verdad del tamaño de un puño: que los mexicanos ya no podemos voltear el rostro hacia el gobierno y decir que “ellos”, los del gabinete actual y los del pasado, a diez años que Calderón sacó al Ejército a las calles, son los “únicos culpables” de que hoy mismo 30mil personas no “aparezcan”.
En 2005, el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio dio una serie de conferencias sobre utopia, pensamiento y compromiso para reconstruir Argentina. Hoy, cuando México enfrenta una de las temporadas de incertidumbre más graves de su historia moderna, vale la pena volver al pensamiento de un hombre que decidió, siendo cardenal, “ponerse la patria al hombro”.
Leer y leer bien nos hace dueños de nosotros mismos. Lejos de creer que nos puede pasar lo de don Quijote, que según Cervantes enfermó del mucho leer y del poco dormir, lo que puede llegar a fomentarnos la lectura es el buen lenguaje. La capacidad de decir lo que pasa nos dice lo que somos. Y de construir los grandes principios, las virtudes que nos colocan en seguida en la línea de la ciudadanía. ¿Leer lo que me da la gana? Sería tanto como decir que una buena alimentación consiste en comer solamente pasteles.
Alguien que sobrevive a más de 600 atentados en casi 60 años, un promedio de 10 por cada 365 días, no puede ser otra cosa que un astuto zorro de la política. Alguien que guardó por 10 años su estado de salud como secreto de Estado, es un camaleón inmenso. Y un comunista convencido que tras quitarse el uniforme verde olivo ejerció el poder real o moral envuelto en pants de la marca Adidas, santo y seña del capitalismo rampante, no es otra cosa que un actor consumado.
La muerte de Fidel Castro ha reavivado el debate sobre las dictaduras. De izquierda o de derecha. Es lo mismo. Una dictadura se caracteriza no por su signo ideológico, sino por la imposición de la idea única. Y por la disposición a descartar a quien no esté de acuerdo con esa idea.
Este número de El Observador el Tema de la Semana está dedicado a explorar los actos concretos con los cuales podemos extender –hasta el fin de nuestra vida—el testimonio más eficaz de nuestra fe: la misericordia.