La Jornada Mundial de Ayuno y Oración por la Paz, convocada por Francisco para el viernes 23 de febrero, nos interpela, ese día y ojalá en adelante, a ser protagonistas de un mundo de paz.
Frente al panorama de guerra, violencia, tráfico de personas, drogas, armas, niños explotados, mujeres maltratadas, ancianos abandonados, hambre, terrorismo, persecución religiosa y deterioro ambiental, amenaza nuclear y calentamiento global, pareciera que la paz solo es posible si los políticos cambian. Continuar leyendo
Cada víspera e inicio de año, los adivinos nos disparan una serie de predicciones que, normalmente, quedan en eso: en dichos sin sustento. Los horóscopos y sus seguidores dan augurios que halagan al que es Escorpión, Libra, Géminis… Los economistas hablan de crecimiento –que jamás se da—y los politólogos de catástrofes, que siempre son peores.
Para nadie es un secreto que en América Latina y El Caribe se acumula la mayor reserva del catolicismo en el mundo. Brasil y México encabezan la lista de los países con mayor número de católicos del planeta. Y Estados Unidos, actualmente el cuarto lugar tras de Filipinas, le debe mucho de su expansión católica a la región.
Hace tiempo llevamos a cabo una campaña de oración por México, con motivos de las “desapariciones” forzadas de miles de mexicanos, el asesinato de sacerdotes y periodistas; el brutal clima de violencia en contra de las mujeres, el crudo tratamiento que reciben los migrantes… “Un corazón de dolor” concitó la oración de miles de nuestros lectores y, seguro, cambió algo en alguna parte del país.
Aturdido por las bombas, cubierto de polvo, el rostro ensangrentado, sentadito en una ambulancia como si estuviera castigado en el cole, o participando en una merienda de personas mayores, el pequeño Omran Daqneesh me mira, te mira, nos mira a todos con la incredulidad de la inocencia frente al mal.
Monseñor Carlos Garfias Merlos, arzobispo de Acapulco (México), ha puesto en marcha, con la participación de más de cincuenta jóvenes de cinco parroquias focalizadas con el mayor índice de violencia en Acapulco, el primer taller de capacitación de los Equipos Parroquiales Animadores de los Centros Juveniles por la Paz.
Uno de los efectos colaterales, si se me permite el término, del escándalo de Ayotzinapa ha sido volver unánime el rechazo y hacer que se levanten voces, voces creativas, en casi todos los estamentos del país.
Las estadísticas de criminalidad aparecen, casi siempre, desvinculadas de los fenómenos migratorios a los que ahora asiste —atónito— la parte central y del norte del continente americano, especialmente en lo que se refiere a las niñas, los niños y los adolescentes viajando en solitario hacia la frontera de México con Estados Unidos.
El Papa Francisco ha logrado que recen con él, en El Vaticano, palestinos y judíos. El gesto de Francisco nos interpela a todos. Y nos impone un nuevo camino para lograr la paz. Me explico.
El número que el lector tiene en sus manos está dedicado, como todo el mes de junio, al Sagrado Corazón de Jesús. Un hermoso devocionario acompaña a este ejemplar. Es gratuito pues un bienhechor lo ha querido así. Es de los que se toman en serio la propagación de esta devoción maravillosa. Dios quiera que se multipliquen. Que haya muchos que entiendan la importancia de la devoción, de la prensa católica; la inmensa necesidad que tenemos de echarnos la mano unos a otros para difundir la fe, el amor de Dios, la esperanza que nos fue regalada por el sufrimiento de nuestro Salvador.