El Papa Francisco ha logrado que recen con él, en El Vaticano, palestinos y judíos. El gesto de Francisco nos interpela a todos. Y nos impone un nuevo camino para lograr la paz. Me explico.
“Un hombre quería colgar un cuadro. El clavo lo tiene, le falta el martillo. El vecino tiene uno. Decide pedirle al vecino que le preste el martillo. Pero le asalta una duda: ‘¿Y si no quiere prestármelo? Ahora recuerdo que ayer me saludó algo distraído. Continuar leyendo
El número que el lector tiene en sus manos está dedicado, como todo el mes de junio, al Sagrado Corazón de Jesús. Un hermoso devocionario acompaña a este ejemplar. Es gratuito pues un bienhechor lo ha querido así. Es de los que se toman en serio la propagación de esta devoción maravillosa. Dios quiera que se multipliquen. Que haya muchos que entiendan la importancia de la devoción, de la prensa católica; la inmensa necesidad que tenemos de echarnos la mano unos a otros para difundir la fe, el amor de Dios, la esperanza que nos fue regalada por el sufrimiento de nuestro Salvador.
El Papa Francisco ha ganado una batalla decisiva para situarse como un referente mundial para lograr la paz entre los pueblos. El pasado sábado protagonizó una jornada ecuménica, en el más amplio sentido de la palabra, para rezar por la paz en Siria y por detener la guerra en donde quiera que ésta se produzca.
Al instalar el nuevo colegio de cardenales, el Papa Benedicto XVI pidió a todos los católicos del mundo que oremos por él para que pueda guiar a la Iglesia con «humildad y firmeza». Las últimas semanas ha corrido mucha tinta, dimes y diretes, por la filtración de documentos internos del Vaticano a la prensa. En ellos se habla, incluso, de un posible atentado en contra del Papa. O de que éste va a dejar la silla de Pedro al cumplir, el próximo 19 de abril, 85 años. 




