Desde un principio quiero dejar asentada la tesis de esta primera parte de la presentación: es posible acabar con el hambre porque en nuestro medio sobra más alimento del que falta. Es una tesis sencilla, lo sé, pero perfectamente justificable. Eso es lo que voy a tratar de hacer en los siguientes minutos al hablar de la
RAZÓN DE LOS BANCOS DE ALIMENTOS
Los bancos de alimentos son “un puente entre la abundancia y la carencia”. Esto quiere decir, simple y llanamente, que son los que recogen, procesan y distribuyen la riqueza alimentaria en desuso para quienes más la necesitan. Dije “riqueza en desuso” y es la verdad. Continuar leyendo
Voy a partir de un fenómeno que nos iguala a todos. Es la primera vez en la historia que vivimos dos historias: una, la de todos los días, la nuestra, la que nos toca vivir; y la historia que inventan los medios.
Cómo la ausencia de políticas públicas a favor de ella en el campo de la comunicación social la van carcomiendo hasta dejarla sin carne; descarnada.
Este es el segundo año consecutivo en que El Observador incluye en su circulación y entrega semanal, un ejemplar del Devocionario al Sagrado Corazón de Jesús para rezarlo durante todo el mes de junio; mes que la Iglesia dedica a esta maravillosa devoción tan presente en el pueblo fiel de México.
Jesús Colina es uno de los periodistas católicos más reconocidos en la actualidad. Su trayectoria, primero como fundador y director general de Zenit y ahora como presidente de Aleteia ha sido fundamental para la profesionalización del sector y semillero de iniciativas en Europa y América Latina en esta área –la comunicación y el periodismo desde una perspectiva católica—que antes de él poco se vislumbraban como posibles.
La semana pasada unos niños de la etnia oaxaqueña de los triquis enseñó a los millonarios seleccionados nacionales de futbol lo que es el orgullo de un país. Ganaron todos los partidos que enfrentaron en Argentina, durante el Festival Internacional de Mini Basquetbol 2013.
Su renuncia nos llenó, en principio, de tristeza y estupor. Han sido ocho años que han calado hondo en nuestro corazón y, lo más importante, en nuestra fe. Pero, en un segundo momento, hemos comprendido, aun con nuestras deficiencias, la grandeza de un gesto como el suyo, Santo Padre. Un gesto que demuestra que, cuando se tiene a Dios, nada nos turba, nada nos espanta. Porque «Dios no se muda». Y porque «la paciencia todo lo alcanza».