Como casi siempre sucede –por no decir siempre—los medios de comunicación han maximizado la carta que el Papa Francisco envió el martes pasado al presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, monseñor Rino Fisichella, encargado de organizar el Año Santo extraordinario de la Misericordia en la cual concede un permiso temporal para que los sacerdotes puedan absolver del “pecado de aborto a quienes lo han practicado y que estén arrepentidos de corazón”.
Al unísono, los medios titularon: “El papa da permiso para perdonar a las mujeres que hayan practicado el aborto”, como una muestra más de que el Papa hace cosas “revolucionarias” sin consultar al “ala conservadora” de la Iglesia y yendo en contra de sus “anquilosados” antecesores. Es un discurso que de tan trillado, ya no se somete a juicio. Pero es una solemne, brutal y distorsionante exageración.
Esto ya lo había anunciado el Papa en la Bula de convocación del jubileo extraordinario de la misericordia (“Misericordiae Vultus”) el pasado 11 de abril. En esta Carta Apostólica (que para un servidor es la verdadera “revolución” que quiere llevar a cabo Francisco) nos recuerda que La Iglesia tiene la misión de anunciar la misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio, que por su medio debe alcanzar la mente y el corazón de toda persona.
El perdón se dará entre el 8 de diciembre próximo y el 20 de noviembre de 2016. “Conozco bien los condicionantes que han tenido que enfrentar y sé que es un drama existencial y moral”, aseguró el Papa y en el Año Santo de la Misericordia “no se les puede negar el perdón de Dios, sobre todo cuando se acude de manera sincera al Sacramento de la Confesión para lograr la reconciliación con el Padre”.
Publicado en El Observador de la Actualidad