Martín Caparrós acaba de escribir un artículo muy interesante —que reproduce The New York Times en Español— sobre “El otro triunfo del terrorismo” —refiriéndose al video, que ha circulado millones de veces en redes sociales, en el que la policía catalana abate al supuesto quinto terrorista de los atentados de Las Ramblas.
Desde luego, el tema que trata Caparrós (y cómo lo trata) no es políticamente correcto. Habla de nuestra imbecilidad con respecto a la muerte de los malvados. De nuestra dejadez extrema como lectores, como usuarios de los medios, como espectadores de una historia ya no contada por un loco simpático, sino por un alterado sinvergüenza.
Dice Caparrós en el párrafo central de su artículo: “Hemos asumido que los terroristas se merecen la muerte porque buscan la muerte. Y que solo su muerte nos salva: la lógica de ellos o nosotros, de que para ganarles todo vale. El mayor triunfo de los terroristas es imponer esa lógica”.
¿No pasa lo mismo en México cuando, por ejemplo, los medios hablan de que “fueron abatidos” 17 presuntos narcos en una refriega contra las fuerzas del orden? Hemos asumido —parafraseando a Caparrós— que esos 17, o la mayor parte de los 170 mil “bajas” que ha dejado la guerra contra el narcotráfico que data de 2006, “se merecen la muerte porque buscan la muerte”.
La lógica del terror es la misma lógica del narco: son mercaderes de muerte. Y el mejor aliado que poseen en su mercadería es lo que está sucediendo en Europa con el terrorismo islamita y en México, con el horror el crimen organizado: que la sociedad le haya perdido el sentido de respeto a la vida del otro, aunque sea otro malvado.
El que mata tiene que morir. “Ojo por ojo y diente por diente” convierten a la persona en ciega y desdentada. Ya no ve la verdad. Ya no puede deglutir más que la bazofia líquida que le dan los medios líquidos de la sociedad líquida. Es el “sálvese quién pueda” de la selva en que hemos convertido al mundo. Y que repiten los medios cuando reportan la muerte como un saldo cotidiano del terror o del narco. Como un “bien merecido se lo tenían”.
El todo se vale es el principio del fin de la sociedad humana.
Publicado en la revista Siempre!