Migajas

sinodoexfamiliaHe sido invitado a dar algunas charlas sobre la Exhortación Postsinodal “Amoris Latetia” del Papa Francisco.  Mi papel no es hablar sobre la doctrina que involucra el documento –aunque, parcialmente, lo hago en la medida de mis limitaciones—sino como periodista, dando las que  considero claves para una provechosa lectura de este acontecimiento.

Lo primero que señalo es que hubo tres sínodos sobre la familia. El primero (2014) Extraordinario; el segundo (2015), ordinario, y el tercero –el de los medios de comunicación.  Sugiero al público que se olvide del tercer sínodo para entender de qué va el documento, aunque no le sea fácil: estamos acostumbrados (todos) a dejarnos pautar nuestra conducta por los medios comerciales, como si fuera Dios mismo el que habla…

Acto seguido digo tres cosas: que el documento es “un hermoso poliedro”; que nos invita a desechar el ansia de cambiarlo todo o de dogmatizarlo todo, y que “ninguna familia es una realidad perfecta.”

A partir de ahí entenderemos la belleza de la Exhortación.  La Iglesia –tú y yo—se asume bajo “la lógica de la pastoral de la misericordia.”  Es decir: se humaniza, para elevar al hombre caído a la contemplación del rostro de Dios.  Como “hospital de campaña” atiende a los heridos.  Y acompaña, discierne (por amor a la verdad) e integra la fragilidad.

Pero hay quien anda viendo las migajas que caen del banquete.  Y cree, como tonto, que son el banquete.  Allá él.  De lo que se pierde.

Publicado en la versión impresa de El Observador de la actualidad