Mandaderos

papa francisco saluda audienciaEl Papa ha escrito una carta al presidente de la Pontificia Comisión para América Latina (CAL), el cardenal Marc Ouellet, en la que continúa la reflexión del pasado encuentro de marzo en el que la CAL tocó el tema del indispensable compromiso de los laicos en la vida pública de los países latinoamericanos.

Fiel a su costumbre –bendita costumbre—el Papa no se calla lo que una prudencia “políticamente correcta” invitaría a pasar por alto.  Enfrentando el error del clericalismo, la carta al cardenal Ouellet (que debería ser leída en todos los rincones de América Latina) tiene como punto central, a mi juicio, el siguiente párrafo:

“Mirar continuamente al Pueblo de Dios nos salva de ciertos nominalismos declaracionistas (eslóganes) que son bellas frases pero no logran sostener la vida de nuestras comunidades.  Por ejemplo, recuerdo ahora la famosa expresión: ‘es la hora de los laicos’, pero pareciera que el reloj se ha parado.”

¿Por qué se ha parado?  Por no concebir a la Iglesia como Pueblo de Dios y solamente entenderla, dice el Papa, “como una élite de los sacerdotes, de los consagrados, de los obispos…”  Es el clericalismo en su mayor expresión.  El clericalismo que lleva a usar al laicado –la expresión es de Francisco—como “mandaderos.”

Cambiar el rostro de la Iglesia en la vida pública comienza –dice el Papa—con aceptar que el laico comprometido no es el que trabaja “en cosas de los curas”, sino el que se la juega construyendo “nuevas formas de organización y de celebración de la fe.”  Y el que tenga oídos…

Texto completo de la Carta del Papa Francisco.

Publicado en la versión impresa del semanario El Observador de la actualidad