Bajo la premisa de que es posible “comprar” lo mejor de este mundo, ha surgido lo que un periódico español acaba de publicar como el “boyante negocio de la felicidad”. Por dondequiera que volteemos, vamos a encontrar recetas, caminos, fábulas y cuentos que nos indican cómo olvidarnos de los demás y vivir para-nosotros-mismos. Ése es el secreto de todo el tinglado: el hedónico yo-mí-me-conmigo.
Acabo de leer Para combatir esta era de Rob Riemen. Un alegato laico en defensa del viejo humanismo y en contra del fascismo que se nos cuela en todos los puntos del planeta. Tiene una gran cualidad: Continuar leyendo
… estamos en el vértice de una de las encrucijadas más complejas de nuestra historia moderna. Por un lado, la amenaza del nuevo gobierno de Estados Unidos; por el otro, la incuestionable corrupción que carcome todos los espacios de la nación mexicana. Y, mirando las noticias, la crisis de valores fundamentales en que se suceden asesinatos, violaciones, robos, ultrajes (las mujeres son recipiente de una agresividad insospechada), desviaciones de fondos por los políticos, apología de la violencia, tráfico de armas y ausencia general de orden, de ley, de amor por el prójimo, de respeto y ayuda al más pobre…
El poder político, debe servir para perfeccionar al hombre: tanto al que lo ejerce como al que lo erige en su representante, es decir, el ciudadano. Perfeccionarlo en dos sentidos: material (proveyéndolo de los recursos necesarios para vivir dignamente) y espiritual (dándole acceso a los bienes superiores del espíritu, la creación, el arte, la cultura).
Un viejo refrán francés decía: “La bonne education vaut plus que la fortune” (La buena educación vale más que la fortuna). Era un refrán “de los de antes”. Ahora, en el arranque del nuevo milenio, casi nadie sostendría que es más valioso —en términos vitales— estar bien educado, conocer del bien y del mal, que ser rico, famoso o, tan siquiera, reconocido entre los que sale, saldrán o salieron en la prensa color de rosa.
El manuscrito de la intervención del cardenal Bergoglio en las congregaciones previas al Cónclave (
En la obra de teatro de Edmundo Rostand, Cyrano de Bergerac, hay un pasaje precioso en donde Cyrano, a instancias de su compañero de armas Lebret, realiza una defensa apasionada sobre la libertad que existe en aquel que evita entregarse al poder o al dinero para fingir lo que no es.
México tiene un nuevo Presidente. El viejo PRI vuelve a Los Pinos. Muchos dicen que se trata del mismo partido pero de una nueva sociedad. No estoy tan seguro de que esto sea así, aunque quiero creerlo.
Hombres y apodos como «el Chapo», «la Barbie», «el Coqueto», nos llenan de horror, porque sabemos que tras esos alias se esconde la más miserable de las condiciones del ser humano: la condición del asesino. ¿Cómo o por qué se ha llegado hasta este «grado cero» de amistad con el otro hombre? ¿Son –como a veces nos los quiere explicar el poder político- monstruos por generación espontánea, por elección, por capricho, amor al dinero, a la vida fácil, al placer?
Todos los medios han festejado la posible aparición de una tercera cadena de televisión abierta. La opinión publicada presiona a la Cofetel para que deje vía libre al mercado y el televidente tenga más opciones de calidad en su aparato receptor. Pero, fiel a su costumbre, Gabriel Zaid, en su colaboración mensual de la revista Contenido (marzo del 2012), pone el dedo en la llaga: ¿de veras va a beneficiar a los televidentes? 