La caída del Grupo Radio Centro, encabezado por Pancho Aguirre, de la puesta en marcha de uno de las dos nuevas cadenas de televisión abierta, ha generado mil rumores sobre un tema que emocionó a algunos incautos: que el aumento de la oferta televisiva sería sinónimo de competencia, calidad y servicio al usuario. En otras palabras, un proyecto que fortalecería cultura, diversión, valores…
Pues no: se trata de otro asunto más prosaico, de dinero, beneficio, control y una buena dosis de embrutecimiento masivo. Continuar leyendo