Voy a ligar dos anécdotas recientes. Los mexicanos somos los que más horas trabajamos de los países “ricos” del planeta. Pero somos los menos productivos… Una periodista española me dijo que se iba a tomar vacaciones “como las personas”. Un mes.
Nuestro sistema productivo, laboral, político, nos ha hecho chambear a deshoras. Los vecinos del norte acaban a las cinco de la tarde. En México comenzamos a las cinco la segunda jornada. Pasan tres, cuatro horas muertas. O de traslado. Es terrible e improductivo. Además, poquísimos días de vacaciones. Continuar leyendo
La iniciativa del presidente de México, Enrique Peña Nieto, sobre matrimonio igualitario (es decir, sobre igualar el matrimonio entre hombre y mujer con la unión de personas del mismo sexo), ha motivado una intensa movilización en su contra en México.
Me ocurrió en una librería de ocasión. Es una cosa pequeña, pero creo que de importante reflexión. Revisando las ofertas de libros viejos o usados, me encontré con un librito de la colección que en 1975 sacó el Metro de la Ciudad de México. El título Rebeliones indígenas de la Nueva España de Vicente Casarrubias.
Haciendo un juego de palabras con el famoso texto sobre las apariciones de la Virgen de Guadalupe, Felicidad de México, del padre Luis Becerra Tanco, publicado en 1675, el director de Letras Libres, Enrique Krauze, ha publicado en este número de mayo un extenso ensayo llamado “Desaliento de México”.
México acumula cinco años consecutivos catalogado como “país no libre” en materia de libertad de prensa. La ONG internacional Freedom House así lo ha dicho en su informe sobre 2015 recientemente presentado en nuestro país.
La noticia ha sido coloreada con ribetes de guerra cristera: el gobierno mexicano se toma la revancha de los “agravios” de la Iglesia católica al Estado laico y nacionaliza la Basílica de Guadalupe.
Lo hemos comentado en anteriores columnas en estas páginas de La Cultura en México, de Siempre! Ser periodista en México —frente a la impunidad que persiste en el país— es como ser tiro al blanco en la feria.
Fieles a nuestra promesa, en este número de El Observador nos dimos a la tarea de sistematizar el conjunto de tareas específicas que el Papa Francisco nos dejó a los mexicanos (todos) como camino para recuperar la luz frente a estos días de sombra.
Anteriormente –en México—el peligro era ser torero o limpiador de vidrios de los rascacielos (o ciclista en la capital del país). Hoy, éste último peligro persiste, pero se le han sumado otros dos: ser sacerdote o periodista.
El presidente Enrique Peña Nieto y su esposa no tuvieron más que rendirse, como todo el gabinete, a la fe de los jóvenes del pueblo mexicano. Qué grande sorpresa para todos ver que México tiene una juventud creyente, pujante, esencialmente católica.