Saber para qué se trabaja

arbolVoy a ligar dos anécdotas recientes.  Los mexicanos somos los que más horas trabajamos de los países “ricos” del planeta.  Pero somos los menos productivos…  Una periodista española me dijo que se iba a tomar vacaciones “como las personas”.  Un mes.

Nuestro sistema productivo, laboral, político, nos ha hecho chambear a deshoras.  Los vecinos del norte acaban a las cinco de la tarde.  En México comenzamos a las cinco la segunda jornada.  Pasan tres, cuatro horas muertas.  O de traslado.  Es terrible e improductivo.  Además, poquísimos días de vacaciones.

Un mes seguido es muchísimo tiempo para nuestros estándares.  Pero: ¿no debería ser algo similar? Pienso que si supiéramos trabajar concentrados, sabríamos descansar relajados.  “Como las personas”.   Uno de los “valores entendidos” del mexicano siempre me ha dejado estupefacto: “yo hago como que trabajo y ellos hacen como que me pagan”.

El país de la simulación.  Y de las revanchas: “ya que me dan poquitas horas de descanso, me las cobro a lo chino en las horas de trabajo”.  Creo que es una de nuestras grande taras.  Y que si ponemos atención a la oración, a la vida en familia, a la diversión sana y al cumplimiento de nuestros compromisos, podríamos ser una nación brillante.

Los mexicano no somos ese ensarapado que duerme a la vera de un nopal.  Sí, es cierto: no sabemos descansar.  Quizá porque no concebimos que el descanso, asumido como gratitud, nos lleva a una vida cristianamente buena.

Publicado en la versión impresa del periódico El Observador de la actualidad