“¡Ésta es la juventud del Papa!”

papafrancisco-jovenes-mexicoEl presidente Enrique Peña Nieto y su esposa no tuvieron más que rendirse, como todo el gabinete, a la fe de los jóvenes del pueblo mexicano. Qué grande sorpresa para todos ver que México tiene una juventud creyente, pujante, esencialmente católica.

Las calles de la Ciudad de México —recientemente estrenadas como las calles del Estado 32 de la República Mexicana (antes era el Distrito Federal)— acogieron los traslados del Papa Francisco con cerca de 300 mil personas: ida y vuelta. Lo mismo el Zócalo que los alrededores de la Nunciatura.

Y en todas partes escuchamos el estribillo que oyó Francisco cuando bajó del avión que lo traía de Roma y de La Habana: “¡Ésta es la juventud del Papa!”. Ya lo había escuchado Benedicto XVI, pero las jornadas mundiales de la juventud, sobre todo la de 2015 en Río de Janeiro, la han difundido como un puente de adhesión a la Iglesia que quiere Francisco.

Tanto Peña Nieto como el propio Francisco, en sus discursos en Palacio Nacional, fueron muy enfáticos: México es un “país de jóvenes”. En este 2016 hay 31 millones de jóvenes menores de 24 años de edad. Pero la tasa de desempleo y la falta de oportunidades hacen que muchos de ellos o se quieran ir al Norte o se mezclen, horriblemente, en las filas del narcotráfico.

El recurso juvenil de México está, pues, desperdiciado. Y la visita del Papa puede reactivar muchas cosas. Una de ellas, importantísima, es que los jóvenes que ahora le cantan al Papa sean considerados algo más que como recurso decorativo en las calles donde el Papamóvil se desplazó. Es decir, que tengan esperanza de una vida digna.

El Papa llamó a los gobernantes y a todos los mexicanos a ser honestos. Una forma de honestidad sería dejar las peleas partidistas para ponerse a trabajar en conjunto y evitar que el crimen satisfaga sus ansias de sangre al quedarse sin pupilos. Y en eso, la Iglesia católica tiene mucho que hacer. También en la Catedral Metropolitana el Papa se los dijo a los obispos. No los desestimen. No los conviertan al mal. Estén cercanos, con corazón de pastores. Son ovejas que hoy se van con el lobo.

Publicado en Revista Siempre!