Era imposible para un servidor creer lo que estaba oyendo. El Papa Francisco, en la homilía de su Misa cotidiana en la residencia donde vive, Casa Santa Marta, pedía al Espíritu Santo «la gracia para ser fastidiosos en los ambientes en los que la Iglesia permanece demasiado tranquila».
¡Dios mío, qué gran Papa le ha dado tu infinita misericordia a esta ralea de comodinos! Continuar leyendo