Junio, hace 90 años

Ya casi nadie se acuerda que aquí hubo una guerra de tres años entre el gobierno y los fieles católicos que no querían que el gobierno impusiera su ley (la Ley Calles), en la que, virtualmente, desaparecía a la Iglesia. Comenzó en 1926 y «terminó» en 1929, entre el 21 de junio, que se firmaron los «arreglos» y el 29 de junio, día en que se abrieron, de nueva cuenta, los templos. Continuar leyendo

Abandonar todo

vaticanoEl próximo domingo 16, en San Pedro, se llevará a cabo la solemne ceremonia de canonización de José Sánchez del Río, brutalmente martirizado por las fuerzas federales durante los años más duros de la llamada “Cristiada”. A él le dedicamos, especialmente, este número de El Observador.  Pero, antes, dos pequeñas observaciones.

Primera: ¿por qué “la Cristiada”?  Si no nos equivocamos, fue el historiador Jean Meyer el que bautizó a este movimiento popular, de católicos que se sublevaron contra el gobierno del general Calles no para derrocarlo, sino para poder vivir su fe, impedidos como lo estaban por las leyes que, prácticamente, desaparecían a la Iglesia.  Continuar leyendo

La sangre de los mártires

martiresmexicanosHace 15 años, en pleno Jubileo del año 2000, San Juan Pablo II canonizó a 25 mártires mexicanos de la guerra cristera. Entonces la crítica jacobina de siempre tomó esta acción que reivindicaba la lucha del pueblo fiel de México por su libertad religiosa como si fuera una intromisión en las elecciones del siguiente 2 de julio. Con esa deriva –que muchos se tragaron—se le quitó la riqueza monumental al acto de valentía de uno de los papas más valientes que la historia ha contemplado. La riqueza no sólo para la Iglesia católica, sino para el pueblo de México. Continuar leyendo

El espíritu de la cristiada sigue vivo

Tras el éxito de la película Cristeros , protagonizada por un reparto multiestelar, se está exhibiendo la película Los últimos cristeros , del joven cineasta mexicano Matías Meyer. Un filme poético, que recupera el relato de Antonio Estrada, Rescoldo, sobre los ecos de la guerra cristera en el estado de Durango, cuando ya todo parecía «arreglado» entre la Iglesia católica y el gobierno. Continuar leyendo

Máscaras

La Cristiada no fue una guerra política. En el fondo, fue una batalla por defender la libertad religiosa. Desde luego, la defensa de la libertad religiosa de un pueblo abrumadoramente católico es la defensa de la libertad de la Iglesia católica de participar en la vida pública. Por no hacerle caso al pueblo católico de México, en enero de 1927 comenzó un baño de sangre horroroso. Continuar leyendo

Una epopeya que se hizo película

El estreno nacional, en 200 salas, de Cristiada, tuvo poca repercusión en prensa y buena acogida entre el público. No es novedad. El contenido del filme, basado en los acontecimientos crueles de 1926 a 1929, cuando el gobierno de México, concretamente el de Plutarco Elías Calles, prohibió de hecho a la Iglesia ejercer su ministerio, pone en entredicho la política anticatólica, emanada de la Revolución Mexicana y de la Constitución de 1917; Continuar leyendo

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Miedo

La libertad religiosa en México huele a miedo. Miedo de los políticos por perder su espacio de autoritarismo. Miedo de los partidos de ser acusados por otros partidos. Miedo de perder las elecciones. Mientras en nuestro país la llamada «clase política» siga midiendo todo en términos de «costos», las reformas que necesitamos para vivir en paz y desarrollarnos bien pueden esperar mil años. Continuar leyendo

La cristiada desde doña Conchita

“Hay muchas cristiadas y muchas explicaciones variables de ellas”, escribió Jean Meyer. Es tanto como decir: hay tantas cristiadas como interpretaciones de esta guerra que dejó 250 mil muertos en un espacio de tres años (1926-1929). Nosotros crecimos con una sola cristiada: la oficial, la de los libros de texto, que la despachaban en unas cuantas líneas: Continuar leyendo

A 85 años de la Cristiada

Este 2011 se cumplen 85 años del inicio de las hostilidades entre el gobierno de Plutarco Elías Calles y la población de fieles mexicanos, en especial campesinos, que conocemos como la Guerra Cristera o la Cristiada. El 31 de julio de 1926, la Iglesia católica cerró los templos, como represalia ante la “ley Calles”, que convertía a los sacerdotes en delincuentes y a los católicos en una especie de lepra que había que extirpar a toda costa del suelo nacional. Continuar leyendo