La masacre del bar de Orlando, Florida, vuelve a poner el dedo en la llaga de Estados Unidos, un país en donde es mucho más sencillo conseguir una metralleta de asalto que un antibiótico.
La comparación no es ociosa. Hace unos días nos pasó. Y mientras íbamos “de Herodes a Pilato” en farmacias y hospitales para conseguir un antibiótico (sin éxito), un ciudadano –supuestamente vigilado por el FBI—compraba municiones y armamento para matar a media centena de seres indefensos y herir a otros tantos. Continuar leyendo
Anunciada desde enero de 2015, la serie de Disney Junior, Elena of Avalor (Elena de Avalor) no pudo llegar en mejor hora para la comunidad latina (o hispana) de Estados Unidos, y en peor hora para las aspiraciones presidenciales de Donald J. Trump.
La iniciativa del presidente de México, Enrique Peña Nieto, sobre matrimonio igualitario (es decir, sobre igualar el matrimonio entre hombre y mujer con la unión de personas del mismo sexo), ha motivado una intensa movilización en su contra en México.
Hay un drama de comunicación que no se propone en la masa de producciones de los medios en México. Centroamérica, más aún el llamado “Triángulo Norte” de esta porción del Continente Americano que comprende a Guatemala, Honduras y El Salvador ha llegado en los pasados dos años a lograr un récord nada envidiable: llegar al techo histórico de refugiados.
Me ocurrió en una librería de ocasión. Es una cosa pequeña, pero creo que de importante reflexión. Revisando las ofertas de libros viejos o usados, me encontré con un librito de la colección que en 1975 sacó el Metro de la Ciudad de México. El título Rebeliones indígenas de la Nueva España de Vicente Casarrubias.
Karl Jaspers –uno de los padres del existencialismo cristiano– sostenía que existen dos elementos para juzgar a un médico: sus conocimientos sobre medicina y la categoría de su personalidad humana.
Desde hace mucho tiempo política y democracia dejaron de ser palabras respetables. La política ha pasado a ser “la única profesión para la que no es necesaria la preparación”, en palabras de Robert Louis Stevenson. Por su parte, la democracia ya no es más el sistema que asegura la participación de los ciudadanos en las opciones políticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien la de sustituirlos oportunamente de manera pacífica, sino un proceso amañado, engañoso, basado exclusivamente en ganar las elecciones, y en el que según John Kenneth Galbraith solamente se dirime “la capacidad que tiene el pueblo de elegir lo menos malo de lo malo”.
En un libro, no me acuerdo en cuál, o en una de sus obras de teatro, Jean-Paul Sartre, burlándose del sistema de la mercadotecnia y de la publicidad que nos absorbe en Occidente, decía que el nuevo eslogan para desaparecer a la pobreza con una especie de pase mágico, era decirles a los pobres que no eran pobres, sino ricos que habían tenido mala suerte…
El poder político, debe servir para perfeccionar al hombre: tanto al que lo ejerce como al que lo erige en su representante, es decir, el ciudadano. Perfeccionarlo en dos sentidos: material (proveyéndolo de los recursos necesarios para vivir dignamente) y espiritual (dándole acceso a los bienes superiores del espíritu, la creación, el arte, la cultura).
Hace unos días leí una tabla que me dejó sorprendido. Se trata de las búsquedas en Google que desde México se hacen iniciando con la pregunta: ¿Cuánto cuesta…?