Pío XII y los sacerdotes

A don Mario de Gasperín, obispo de Querétaro, por su 75 aniversario.

El Papa Benedicto XVI no se anda por las ramas: las virtudes de su predecesor Pío XII deben ser consideradas virtudes heroicas y su papel al frente de la Iglesia, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial y hasta fines de la década de los cincuenta del siglo pasado, le ganó un camino a los altares. Las críticas han llovido —qué raro— sobre el Santo Padre, sobre todo de aquellos que consideran, erróneamente, que Pío XII no ayudó «como debía» a los judíos perseguidos por Hitler y sus secuaces. En fin, es una discusión histórica inacabable. La verdad está de parte de la Iglesia, desde luego. Continuar leyendo

El nuevo mexicano

Fue de los primeros en convertirse al cristianismo. También fue –y sigue siendo—de los mejores: Juan Diego era considerado por sus coterráneos como “muy buen indio y muy buen cristiano”. Hoy la Iglesia católica lo considera entre sus santos. Nosotros, en este país turbulento, haríamos bien en llevarlo en el corazón, como símbolo y camino de encuentro, reconciliación y fe. Continuar leyendo

Espera y esperanza

Llega la época más bella del año. Y no justamente por las luces, los regalos, las fiestas, sino porque el Hijo de Dios se nos hace presente de una manera dulcísima: en la figura de un niño recién nacido. De forma misteriosa, el Adviento nos muestra que «Dios no se ha retirado del mundo», como decía en un famoso ensayo el cardenal Joseph Ratzinger. Él está aquí, un niño pequeño, adorable, humilde. Él es la espera y la esperanza. Continuar leyendo

Contra la cruz

Al principio de su extraordinaria novela La esfera y la cruz, el escritor inglés Gilbert K. Chesterton pone al profesor Lucifer y al monje Miguel en una nave que sobrevuela Londres.  Lucifer —el inventor de la nave— va despotricando contra la religión cuando está a punto de chocar contra la cúpula de la catedral de San Pablo, una esfera en cuya cima se ha implantado una cruz. Continuar leyendo

Puertas abiertas

Publicamos en este número especial de El Observador una carta importantísima que envía el señor obispo de Querétaro a los párrocos de su diócesis para que, en la medida de sus posibilidades, mantengan abiertas las puertas del templo la mayor parte del día y permitan que los fieles puedan ingresar al espacio sagrado a la hora en que tengan necesidad de consuelo, de comunicación, de estar en presencia del Señor. Continuar leyendo