México tiene una relación ambigua, desastrosa, con el modo de conducirse políticamente de los estadounidenses. En público, nuestros funcionarios la detestan. O dicen detestarla. Pero en los hechos, la copian como un niño recibiendo dictado de su profesor de primaria.
Durante la última reunión de alto nivel para atender grandes movimientos de migrantes y refugiados, en el marco de la 71 Asamblea General de la ONU, el presidente Enrique Peña Nieto pidió que todas las naciones reconozcan a los migrantes “como agentes de cambio y desarrollo, para que se garanticen sus derechos humanos y se destierren los discursos de odio y discriminación en su contra”. De hecho, propuso siete puntos para que las naciones “logren acuerdos reales en favor de la migración”, entre los que destaca generar “un enfoque de derechos humanos que establezca obligaciones de estados con migrantes”.
Sin embargo, la realidad mexicana, con respecto a los migrantes centroamericanos que cruzan el país hacia Estados Unidos es muy otra. Organizaciones no gubernamentales han advertido a la opinión pública que se registra un incremento en el número de secuestros masivos de migrantes centroamericanos y cubanos, así como los asaltos, abusos sexuales, extorsiones y venta de salvoconductos por parte de presuntos agentes migratorios en estados del sureste del país.
Encabezados por el padre Alejandro Solalinde, quien es el motor de los albergues “Hermanos en el camino”, representantes de albergues y asociaciones civiles de los derechos humanos y de los migrantes de Chiapas, Oaxaca y Tabasco se reunieron hace un par de semanas para denunciar que en los últimos meses de este 2016 se han registrado al menos una veintena de plagios masivos. Según se desprendió del encuentro, los crímenes se han cometido principalmente en Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco y Veracruz.
Por ejemplo, en el caso de Chiapas, representantes del albergue “La 72” han interpuesto denuncias ante la PGR por el secuestro de al menos ocho grupos de centroamericanos de entre siete y diez personas, por quienes sus familiares han pagado rescates de 1,500 a 3,000 por cada uno de ellos.
Por su parte el Movimiento Migrante Mesoamericano reveló que tiene registro de cinco secuestros masivos de indocumentados en poblados de Tabasco y en Coatzacoalcos, Veracruz. Incluso algunos de los extranjeros todavía continúan en poder de sus captores, porque sus familiares no han podido pagar el rescate. De acuerdo con testimonios de migrantes, recabados por el Movimiento Migrante Mesoamericano, los secuestros masivos se llevan a cabo principalmente en Villahermosa, donde se instalan supuestos retenes sobre la carretera, en los cuales obligan a descender a los extranjeros y los entregan a grupos del crimen organizado para que ellos se encarguen de negociar con los familiares el pago por su liberación.
¿Doble moral? Donde las haya… Pero eso tiene poca publicidad. Y, por lo tanto, no cuenta.
Publicado en Siempre!