Biblioteca digital mundial

Los alcances de Internet son, cada vez, más asombrosos, sobre todo cuando hay voluntad de poner en manos de todo el mundo el acceso al conocimiento. La UNESCO, organismo dependiente de la ONU, encargado de la educación y de la cultura, ha puesto en marcha esta misma semana un proyecto ambicioso y fundamental: la Biblioteca Digital Mundial, de entrada gratuita, mediante la que se pretende “mostrar y explicar en siete idiomas las joyas y reliquias culturales de todas las bibliotecas del mundo”.

Es decir: una especie de biblioteca de bibliotecas que intenta sacar del agujero de los especialistas, de las bóvedas de seguridad, de los vidrios antibalas y de las garras de los “tenedores” de la cultura, el acervo del genio del hombre y hacerlo circular por la red, devolviéndole su característica principal: ser patrimonio de todos nosotros. En efecto, según los encargados de este proyecto— en el que interviene la UNESCO y 32 instituciones más, así como varios países del mundo, entre ellos México— el carácter de la gran biblioteca virtual es patrimonial y no restringido; se ofrecerán al público documentos “con valor de patrimonio, que permitan apreciar y conocer mejor las culturas del mundo en idiomas diferentes: árabe, chino, inglés, francés, ruso, español y portugués”.

Los documentos en línea de la UNESCO —algunos de ellos traducidos hasta en 50 idiomas—convierten a esta biblioteca en la tercera en importancia después de Google Book Search y del proyecto europeo llamado Europeana. La diferencia de esta biblioteca virtual es que ofrecerá material imposible de valuar y de encontrar salvo en un convenio que involucre a todas las naciones participantes de laONU en la exposición de sus tesoros. Documentos persas, chinos, primeros mapas de América, pinturas rupestres de África y, como uno de los platillos fuertes, los apreciados códices precolombinos de México, que, los investigadores de nuestro pasado lo saben muy bien, hacían recorrer la legua al interesado siquiera para observarlos, mucho más difícil para consultarlos.

A partir de hoy, estos códices (que antaño se guardaban también celosamente) estarán disponibles al estudio, a la evaluación, al cotejo e, incluso, a la compulsa en sus diversas traducciones. Además, estará la Biblia de Gutenberg, el documento japonés publicado en 764 que se considera el primer texto impreso de la historia, un códice azteca de 1531 en el que se da, por vez primera, acogida a la presencia del niño Jesús en el Nuevo Mundo, etcétera. Para la UNESCO, el público meta son los jóvenes, tan cercanos a Internet y tan alejados de las bibliotecas públicas.

Comienza con mil 200 documentos, con mil 200 joyas del patrimonio mundial, pero irá creciendo de manera acelerada. La idea es que cada joya de nuestra cultura venga acompañada de un breve comentario de su contenido y de su significado. Los documentos son escaneados y propuestos en su idioma original, pero las explicaciones abarcan —por lo menos— siete lenguas. Un paso gigantesco para la difusión del conocimiento y para el aprecio del mundo en que vivimos.

La dirección electrónica es: www.wdl.org