Sí, es Francisco

papafranciscoEl fenómeno mundial de Sor Cristina ha sido interpretado por muchos como resultado directo de lo que llaman los medios y los vaticanistas “el efecto Francisco”. Es decir, la influencia mundial del Papa en la apertura de la Iglesia a la televisión, la radio, la prensa, las revistas, los concursos de voces y talentos de gente desconocida…

Sí, es el “efecto Francisco” pero al revés de cómo nos lo presentan los comentaristas supuestamente enterados. En lugar de decir la verdad, que a partir de Francisco se les han abierto los ojos y ahora ven lo que nunca vieron (porque no les dio la gana hacerlo), nos vienen con el cuento de que “por primera vez la Iglesia… bla, bla, bla”.

Me explico: lo que hace el Papa es excepcional por su sencillez, pero no es en nada diferente a lo que esencialmente ha realizado la Iglesia por siglos: imitar a Cristo. Besar al leproso ha sido la frase con la que se condensa el Evangelio. Ir a las periferias existenciales es la frase del Papa Francisco. Es lo mismo: porque “el leproso” es el hombre lleno de tumores o el chico inválido, o los hambrientos, los explotados sexualmente, los vendidos como esclavos, los migrantes…

Pero eso no viene del 13 de marzo de 2013, ni Francisco es la antípoda de Benedicto XVI. Ni Benedicto XVI fue la antípoda de san Juan Pablo II, ni éste de Paulo VI… Es la Iglesia la que brilla en cada Pontífice, porque su “elección” es sobrenatural. Hasta en aquellos que se negaron a la Gracia.

Obvio: esto no lo entienden los medios y se llenan la boca con una falsedad que a fuerza de repetirla la han convertido en opinión pública: que la “verdadera” Iglesia comenzó antier…

Publicado en El Observador de la Actualidad