Batis en la memoria

A los 83 años murió Huberto Batis. No creo que le hubiera gustado tanto elogio como últimamente he leído en la prensa. Era quien era. Difícil, bronco y solidario. Una noche se apareció en mi casa de Mixcoac. Traía los sobres del pago de mis colaboraciones, porque sabía que estaba enfermo y no podía ir a la caja de unomásuno. Lo mismo podía tirarte la máquina de escribir a la cabeza. Conmigo nunca tuvo un gesto de ira. Me salvé por un pelo.

Otra noche lo acompañé a dar una conferencia sobre un libro de Manuel Becerra Acosta que ninguno de los dos habíamos siquiera hojeado. Fue divertido. Hablamos de todo menos del libro. La gente, al terminar la charla, lo compró con gusto. Las historias de Batis siempre eran tangenciales. Por eso fue “el patriarca” del periodismo cultural, porque le gustaban más las palabras que el éxito.

Lo tengo en la mente: recortando miles de páginas de periódicos y revistas. Un desorden total. Dos o tres consejos por año, que te servían para toda la vida. Y anécdotas. Cientos de anécdotas. Un caballero iba, puntualmente cada jueves, a entregarle textos para su posible publicación en el suplemento Sábado de unomásuno. Jamás le publicaba. Pero una vez lo hizo. Llegó el caballero el siguiente jueves, a darle las gracias. Batis preguntó por qué. El caballero, tímido, respondió que porque le había publicado su poema. La respuesta fue demoledora: quedaba un pequeño espacio y no tenía nada que poner, así que puse cualquier cosa, lo tuyo, que era chiquito y cabía para rellenar el hueco…

Aprendí horrores con él. Cosas concretas, no rollos. Los detestaba. Notaciones editoriales, rarezas ortográficas del alemán (junto con Miguel Rico), puntos y comas. Se escribe como se es. Como uno respira. Por sus comas los conoces, diría Batis (sin acento y sin zeta).

Es la vieja guardia que se está yendo. Dicen que al final se reconcilió con el catolicismo. Debe haber sido a su manera. Como todo en la vida de este hombre tan extraño como entrañable. Era capaz de todo. Hasta de volver a creer cuando vio la otra orilla cerca.

Publicado en la revista Siempre! (1 septiembre 2018)