Entre los historiadores mexicanos del siglo XX y principios del XXI se destaca el michoacano Luis González y González. Nacido en San José de Gracia en 1925, hizo de su pueblo sede de la historia de México, no porque ahí hubiese sucedido algo importante sino, justamente, porque no figuraba (como 95 por ciento de los pueblos mexicanos) en ninguno de los manuales de la historia nacional.
Puso en juego un concepto nuevo: la micro-historia. Y otro más bello aún: el de “historia matria” (contra “historia patria”). La historia de nuestros pueblos, de nuestras raíces, de nuestros héroes y de nuestros verdaderos villanos. No la que enseñan en el colegio, sino los que nadie conoce salvo los que ahí vivieron. Continuar leyendo
Hemos vivido en una época en la que ir a Misa, confesarse, comulgar, celebrar una boda o una primera comunión queda a nuestro arbitrio. Vamos al templo “cuando nos nace”, donde “el padrecito no se tarde” y las pláticas sean “rapiditas”. Pero hubo un tiempo, que debemos traer a la memoria, en que las puertas de las iglesias estuvieron cerradas. Y la desesperación de aquellos mexicanos podría ser un dardo clavado en nuestra fe acomodaticia.
Francisco Prieto es maestro, formador de periodistas, novelista, ensayista, dramaturgo, cronista y pensador católico de altos vuelos. Cercano a una gran generación de periodistas y periódicos o revistas católicas, comparte reflexiones importantes en esta entrevista exclusiva de El Observador.
El 31 de marzo pasado, el sacerdote Omar Sotelo Aguilar de Sociedad de San Pablo y director del Centro Católico Multimedial (CCM), recibió la mención del Premio Nacional de Periodismo en Derechos Humanos por parte del Club de Periodistas de México, por el reportaje “Tragedia y crisol del sacerdocio en México”.
El acoso u hostigamiento online es ya un modo de vivir de miles de adultos en Estados Unidos. El Centro de Investigaciones Pew (PRC, por sus siglas en inglés) descubrió esto en un nuevo estudio. La mayoría de los estadounidenses dicen que este tipo de acoso “es un problema importante”, y muchos piensan que las compañías proveedoras de servicios de Internet, las de redes sociales y las autoridades federales, deberían aplicar la ley para reducir el abuso online.
Muchas investigaciones se han producido en torno al tema de la discriminación por el tipo de piel. Estados Unidos es el gran laboratorio. Y los medios estadounidenses, especialmente el cine y la televisión, han difundido en todo el planeta una “diferencia” que se refleja, cómo no, en la vida cotidiana (de esa nación y de muchos otros lugares del mundo, consumidores de sus productos de comunicación).
Gracias a Dios este domingo 16 de julio de 2017 llegamos a cumplir nuestro veintidós aniversario de circular sin interrupción, semana a semana, con el compromiso innegociable y absolutamente firme de hacer de la fe católica una cultura. Es decir: un modo de ser en el mundo.
Alguna vez leí —se me quedó grabado el dato— que el PIB de Broadway (el distrito cultural de Nueva York) era similar al PIB de una república centroamericana, me parece que El Salvador. La llamada “economía naranja” (por llamarla de algún modo, como se llama “la economía verde” a la ecológica) es decir, la que proviene de apreciar económicamente a la cultura, puede (y debe) salvar al mundo y, desde luego, a nuestro país.
Bajo la premisa de que es posible “comprar” lo mejor de este mundo, ha surgido lo que un periódico español acaba de publicar como el “boyante negocio de la felicidad”. Por dondequiera que volteemos, vamos a encontrar recetas, caminos, fábulas y cuentos que nos indican cómo olvidarnos de los demás y vivir para-nosotros-mismos. Ése es el secreto de todo el tinglado: el hedónico yo-mí-me-conmigo.
Para mi generación el 2 de julio de 2000 fue un parteaguas. Por muchas razones. ¿La principal? Que el cambio era posible. Lo que nos había sido sugerido como una quimera, de pronto se había convertido en realidad. Poco importaba que el que encabezara el cambio fueran Fox o el PAN. Era el abanderado de un México que en 1968 se había revelado en contra del autoritarismo de Estado y que en 1985 había descubierto la solidaridad por detrás, por abajo, por un lado de los controles oficiales.