Solos en las oscuridad

muro-frontera-tijuanaHay muchos dramas en el mundo, motivados por la insensibilidad de los gobiernos frente el dolor de la gente.  Uno de ellos es Tijuana, el ultimo tramo de la Patria, al noroccidente del país.  La frontera más transitada del mundo.  Un lugar lleno de contrastes, donde refulge la solidaridad humana (y cristiana) frente al muro que se adentra en el mar y que hace recordar al de Berlín.

No me voy a meter en el tema de quién tiene la culpa de que haya esta brutal migración.  Lo que hoy vemos son migrantes de todas las latitudes.  Desde africanos de Gabón hasta mexicanos de Michoacán, pasando por haitianos, cubanos, salvadoreños, guatemaltecos, hondureños…  Y todos tienen como gran fantasma ese muro que está lleno de cruces y de un horroroso vacío de humanidad.

El Papa Francisco le dijo a Trump y nos dijo a nosotros que el que construye muros no es cristiano.  Cristiano es el que construye puentes.  Ahí, el la playa de Tijuana, frontera con Estados Unidos, cada día, especialmente los domingos, los migrantes que viven allá vienen a saludar, platicar, mirar a sus hermanos, parientes, esposas o hijos que se quedaron del lado mexicano.  A cualquiera se le parte el alma.  Peticiones, sonrisas, abrazos virtuales bajo la mirada de amenaza de los guardias fronterizos, la border patrol encendida, los helicópteros sobre volando, como una zona de guerra.  Y la “amenaza” son los adioses de un pequeño a su padre; de una mujer que necesitaba 200 pesos para pagar la deuda del celular; el tío que manda decir que está bien allá el San Pedro Sula…

El sueño de Trump produce monstruos.  El primero de todos, la insensibilidad, la soledad, el abandono y el desprecio.  ¿Y del lado mexicano?  Bueno, tenemos una bonita clase gobernante que se la pasa pidiendo justicia para los nuestros y agarrando a palos a los vecinos del sur.

Gracias a Dios está la Iglesia católica.  Gracias a Dios están las organizaciones cristianas.  Gracias a Dios padres, como el Padre Chava, consagrados como los escalabrinianos, miles de laicos que en este rincón del mundo hacen vida el mensaje de Jesús: denles ustedes la esperanza.

Publicado en El Observador de la actualidad