Haciendo un juego de palabras con el famoso texto sobre las apariciones de la Virgen de Guadalupe, Felicidad de México, del padre Luis Becerra Tanco, publicado en 1675, el director de Letras Libres, Enrique Krauze, ha publicado en este número de mayo un extenso ensayo llamado “Desaliento de México”.
No podía ser más afortunada ni su figura literaria ni la contraposición con el texto de Becerra Tanco. En efecto, México está desalentado por no haber hecho caso a su felicidad. El acontecimiento guadalupano muy lejos de forjarnos un destino compartido y comprometido con el amor al otro, se ha quedado como una fiesta folclórica de las televisoras el 12 de diciembre. Y en las calles, las plazas y al interior de los hogares mexicanos, lo que reina no es María de Guadalupe. Es el individualismo feroz y su compañera inseparable: la violencia.
La preocupación de Krauze es que se eche por la borda el incipiente edificio de la democracia para que, en 2018, nos gobierne no un caudillo, sino un mesías. El pueblo está cansado de tanta corrupción. Siete de cada diez mexicanos vive con miedo. La impunidad deja libres a 95 de cada 100 criminales, rateros, violadores, estafadores… Hay una situación de abulia que solamente los jóvenes pueden cambiar. ¿Cómo? No hay respuesta en los partidos. Está en el Estado de Derecho, dice Krauze. O en la civilización del amor, digo yo. Y en eso, María de Guadalupe tiene todo qué decirnos.
Querido Jaime:
Tu artículo es bueno. Podría ser mejor. Valdría la pena que lo manejaras en un carril, es decir, sí es religioso, que sea religioso, si es político, que sea político. En otro paradigma sería lo que es contra lo que debiera ser.
Las cosas son de la única manera que pueden ser.
Demostrar que la Virgen de Guadalupe le ayuda a nuestros conciudadanos es imposible por la vía de la ciencia. Decir que nos va a gobernar un mesías (¿Andrés Manuel López Obrador o quién?) es una expresión de amígdalas cerebrales hipertróficas, realidad neurológica que se da en toda persona de pensamiento de derecha de cualquier parte del mundo.
Tu bondad y tu ética me son muy claras desde te leo siempre, que