El libro de José Antonio Pagola Jesús y el dinero (PPC, 2013), representa una lección para discutir entre nosotros, con nuestras familias, sin importar de cuántos recursos disponemos. También para los gobernantes, nuevos y viejos; para los que estén interesados en servir a la gente, no en servirse de la gente.
Parte del hecho siguiente: la crisis que vivimos no es nada más una crisis económico-financiera: es una crisis de humanidad. Hoy menos que nunca estamos dispuestos a padecer-con el otro. A compadecernos del otro. La compasión es el ingrediente principal de una civilización del amor. “Hemos de resistirnos –escribe Pagola—a seguir disfrutando de un bienestar vacío de compasión”.
La idea de fondo, para una lectura profética de la crisis, es “aprender a empobrecernos”. Aquí no se trata de tirar el patrimonio a la calle, sino de introducir en el patrimonio, en la vida de la sociedad, en la familia, en nuestra circunstancia, la compasión. “Los que sufren –dice Pagola en su libro—no están esperando doctrina social”; es decir, no están esperando solo escuchar la doctrina de la Iglesia: están esperando que esa enseñanza nos mueva a “permanecer firmes en la palabra de Jesús”. La única que nos hará libres “para hablar desde la verdad a los que sufren”.
En otras palabras, lo que busca el alma del cristiano, lo que está a la mano de su fe y del mandamiento nuevo de Jesús, lo que hace su acción profética ante el mundo es “introducir la compasión en la crisis”. Creyendo, con la fe del carbonero –la esperanza que no negocia con la ideología ni con el poder—que “un día las bienaventuranzas de Cristo se cumplirán”. Y que ese día nos debe hallar entre los bienaventurados.
Publicado en El Observador de la Actualidad