“Era un bromista, un fumador, un trasnochador y ahora está considerando competir por la presidencia de Estados Unidos”. Así comenzó un reciente reporte de The Huff Post sobre el hijo de George Bush y hermano de George W. Bush, ambos presidentes de Estados Unidos, John Ellis “Jeb” Bush (Midland, Texas, 11 de febrero de 1953).
En una entrevista muy propia de la prensa estadounidense, el famoso periódico The Boston Globe ha entrevistado a Jeb Bush —quien gobernó el estado de Florida por varios periodos— y lo está ayudando a “lavar la ropa sucia”.
En efecto, en una entrevista reciente el rotativo bostoniano, Jeb Bush admitió haber caído en “algunas actividades ilegales” como estudiante adolescente en la escuela de Andover, una escuela solamente masculina en Massachusetts, en la que su padre (George) y su hermano (George W.) fueron también alumnos.
En la parte central de la entrevista publicada ayer por The Boston Globe, Jeb Bush, casado con una mexicana (Columba Bush, en 1974) y padre de tres hijos (George P. Bush, Noelle Bush, John Ellis Bush, Jr.), dijo: “Bebí alcohol y fumé mariguana cuando estuve en Andover; era algo muy común”.
Jeb Bush ha crecido mucho en sus aspiraciones presidenciales por el Partido Republicano a partir de que el ex gobernador de Massachusetts, Mitt Romney, decidió retirarse del tema y dejarle vía libre al ex gobernador de Florida.
Pero sabe muy bien cuál fue la estrategia que siguió Obama y que le dio resultado para llegar a ligar dos presidencias de Estados Unidos consecutivas, y cuál fue el “talón de Aquiles” de su hermano George W. ya mediado su primer periodo (y por lo que, muchos dicen, tuvo que inventarse una guerra contra el terrorismo): la confesión previa de sus “maldades”.
Obama, siendo senador, escribió un largo texto contando todas las sustancias ilegales que tomó durante su adolescencia, mientras Bush hijo (a quien conocían con el pseudónimo de “W”) fue desenmascarado de sus aficiones al alcohol y algún “toque” de hierba ya cuando era Presidente. Y los malabares que tuvo que hacer…
Cierto: es parte de la doble moral estadounidense. Pero a veces funciona. Aquí pudieron haberse echado al plato a cualquier cantidad de seres humanos, y llegar tan campantes, a presidencias municipales, gubernaturas…
Publicado en Revista Siempre!