Los medios de comunicación son excelentes para enterarnos de las desgracias, pero muy poco competitivos para informarnos sobre las gracias. Esto viene a cuento al descubrir, en una nota de última plana que Uruguay va a recibir a 120 refugiados sirios, la mayor parte de ellos menores de edad que lo han perdido todo en la guerra intestina que, desde 2011, asola a ese país del Medio Oriente.
El grave éxodo que se está produciendo en Medio Oriente, por las guerras intestinas y por la intervención soterrada de potencias militares extranjeras, siempre pendientes de las rutas del petróleo y del equilibrio geoestratégico, ha reciclado posibilidades de solidaridad que no se veían desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial.
El presidente de Uruguay, el singular y controvertido José Mujica, ha alzado la mano frente a la comunidad internacional y ha permitido que en unos días más comiencen a llegar al país oriental de Sudamérica los primeros 40 refugiados sirios, de un total de 120 refugiados, la mayor parte de ellos menores de edad.
Al menos así lo ha informado el diario uruguayo La República refiriéndose al primer contingente de sirios refugiados actualmente en campos destinados a ellos, en donde corren peligro de ser, de nueva cuenta, víctimas de la guerra y la violencia desatada en los últimos años en ese país.
La información que ha dado el ministro de exteriores de Uruguay, Luis Almagro, es que este primer grupo se alojará en la casa de retiro San José de los hermanos maristas, a unos 16 kilómetros de Montevideo. El alojamiento está previsto por tres meses, más o menos, hasta que puedan alojarse en viviendas particulares. De acuerdo con La República, el resto de los refugiados sirios llegará en dos viajes sucesivos que se realizarán en febrero, el primero, y en fecha aún por determinar, el segundo.
Los menores, muchos de los cuales perdieron a sus familias en el marco de una cruenta guerra civil que estalló en Siria en 2011, se encuentran alojados en campamentos para refugiados en Jordania y el Líbano controlados por Naciones Unidas. “Se trata de familias en estado de vulnerabilidad; pueden ser niños acompañados de un primo mayor, una viuda con hijos, una abuela con nietos, pueden ser diferentes esquemas”, señaló Almagro.
Fue el propio presidente Mujica quien anunció a fines de abril pasado su intención de albergar a niños refugiados sirios, para los que originalmente ofreció la residencia presidencial de Anchorena, en el departamento de Colonia, unos 200 kilómetros al oeste de Montevideo.
Esta iniciativa del presidente uruguayo de aceptar refugiados sirios se suma a la aceptación de seis presos iraquíes del polémico penal norteamericano de Guantánamo, en Cuba, para los cuales, aún no existe una fecha definida para su arribo al pequeño país del Uruguay.
Mújica, que en otros asuntos puede ser criticado, en esto de globalizar la solidaridad, está poniendo un ejemplo muy claro de que sí se puede. Aunque los medios tradicionales no nos enteren.
Publicado en Revista Siempre!