¡Sigan atizando leña!

funeral-sacerdotesLas interpretaciones periodísticas y “oficiales” de los tres crímenes cometidos en contra de sacerdotes la semana pasada en el país, no dejan sombra alguna de duda.  Hay “mano negra” contra la Iglesia católica en México.

Primero, la versión el día que encontraron los cuerpos de los padres Alejo Jiménez y Alfredo Suárez, que servían en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima, en Poza Rica (Veracruz), y más tarde, cuando se descubrió el cuerpo del párroco de la Santísima Trinidad en Janamuato (Michoacán), José Alfredo López Guillén.

Sobre los sacerdotes veracruzanos el fiscal del Estado sentenció –palabras más, palabras menos—que el asesinato se había producido al calor de las copas.  Sobre el padre michoacano, no obstante los señalamientos del cardenal Suárez Inda, tanto el gobernador de Michoacán como una agencia de noticias (y algunos medios) introdujeron el bulo de que “estaba en un hotel con un menor de edad”.

O sea, que a unos por parranderos y a otro por pederasta les “dieron su merecido”.  Basta leer las sandeces de los “comentaristas” anónimos de las notas en los periódicos nacionales, para darnos cuenta que las tenebrosas interpretaciones oficiales y de prensa sobre la Iglesia caen terreno fértil.

Hombres de un valor incalculable son tratados como viciosos y asesinos.  Un eructo de un “lector” en El Universal decía: “Acaben con ellos”.    Pues sí.  Porque estorban al diablo.  Y a su “obra” en nuestro país.

Qué vergüenza de funcionarios.  Y de cierta prensa comecuras.

Publicado en El Observador de la actualidad