Héroes

Hay que decirlo de una buena vez: el abuso sexual a menores no tiene relación alguna con el celibato sacerdotal. Y no es porque yo lo piense (siempre lo he pensado), sino porque así lo demuestra la tercera y última investigación sobre este y otros temas (como el de la homosexualidad) que mandó a hacer la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, cuyas conclusiones son absolutamente válidas para el sacerdocio universal.

La investigación, profunda, detallada, extraordinaria, fue encargada a un instituto autónomo de justicia criminal, que nada tiene que ver con la Iglesia. El tema central fue mostrar si existe alguna relación perceptible entre el celibato que pide la Iglesia a los seminaristas y a los sacerdotes y el abuso de menores que, de alguna forma, se “destapó” en 2001-2002 con los casos de la arquidiócesis de Boston.

No hay ninguna relación ni siquiera perceptible. Lo cual no quiere decir que no existieron los abusos. El Papa Benedicto XVI ha sido clarísimo en ese tema: son conductas criminales que deben ser castigadas. Pero de ahí a eliminar una donación gratuita del seminarista y del sacerdote, como riqueza maravillosa, hay un enorme trecho. Bueno: hay todo el trecho del mundo.

Lo que me preocupa es la percepción de los católicos sobre el sacerdocio. Entiendo que la mayoría lo consideramos como un tesoro, pero, poco a poco, ha ido penetrando en la conciencia de muchos, sobre todo de los jóvenes, la “leyenda negra” (impulsada por múltiples medios de comunicación), de que el celibato es anti-natural y, por tanto, generador de “conductas monstruosas”.

Para mí –y perdón por hablar en primera persona—el sacerdocio es la profesión más bella de todas. Este estudio que presentamos en la página 3, resumido, me llena de alegría. Y lo difundo para que sepan lo que piensa el director de El Observador y estoy seguro que cada uno de los laicos que en él colaboran: que estamos frente a un regalo. Ahora y siempre, El Observador los seguirá amando como lo que son: unos héroes, otros Cristos.