Microcosmos

cabina-de-avion¿Un incidente trivial? ¿Un hecho aislado, como le gusta decir a la autoridad policiaca mexicana cuando no tiene explicación sobre algún asunto espinoso? Pueden ser factibles ambas hipótesis. Pero a un servidor le parece que la cabina del vuelo comercial de San Francisco a Puerto Vallarta es, exactamente, el microcosmos de lo que está sucediendo en Estados Unidos tras el triunfo del señor Trump.

Los hechos ocurrieron el fin de semana pasado, cuando un pasajero —no se necesita saber qué clase de tarado era— comenzó a discutir y a molestar a otra persona, una mujer, por el hecho de ser afroamericana. Como buen cobarde, escudado detrás del triunfo del racismo larvado que despertó Trump, se le hizo simpático agredir en público a una “perdedora”, partidaria de Clinton.

Afortunadamente, el capitán del vuelo, en su condición de autoridad en ese espacio de nadie que son las cabinas de los aviones, intervino de una manera tajante, diciendo que cada uno tiene derecho a expresar sus opiniones pero sin agredir al otro. Y que o la cosa terminaba o terminaba, pues hay que convivir en paz. En otras palabras, el capitán de United Airlines, la línea aérea que cubría la ruta, definió el espíritu de la democracia.

Es la temporada de los gallitos de pelea, de los ultras que ven en la diferencia (racial y política en este caso) una agresión, de los pobres diablos que creen que el mundo es suyo por ser blancos. Y, por desgracia, tienen cuatro años frente a sí para echar por la borda el espíritu de la democracia que constituyó a su país. Y a Occidente.

Ojalá ese capitán de United Airlines fuera el capitán de todas las empresas y de todas las instituciones estadounidenses. Recuerden que Clinton ganó en el voto popular. Y que el poder es transitorio. Y que las venganzas suelen ser sangrientas.

Publicado en Siempre!