Hay muchos dramas en el mundo, motivados por la insensibilidad de los gobiernos frente el dolor de la gente. Uno de ellos es Tijuana, el ultimo tramo de la Patria, al noroccidente del país. La frontera más transitada del mundo. Un lugar lleno de contrastes, donde refulge la solidaridad humana (y cristiana) frente al muro que se adentra en el mar y que hace recordar al de Berlín.
No me voy a meter en el tema de quién tiene la culpa de que haya esta brutal migración. Lo que hoy vemos son migrantes de todas las latitudes. Desde africanos de Gabón hasta mexicanos de Michoacán, pasando por haitianos, cubanos, salvadoreños, guatemaltecos, hondureños… Y todos tienen como gran fantasma ese muro que está lleno de cruces y de un horroroso vacío de humanidad. Continuar leyendo