Lo hemos comentado en anteriores columnas en estas páginas de La Cultura en México, de Siempre! Ser periodista en México —frente a la impunidad que persiste en el país— es como ser tiro al blanco en la feria.
En menos de un mes, en México, han sido asesinados al menos tres comunicadores por cuestiones propias de su oficio. Las autoridades federales han implementado un protocolo de protección a los periodistas, sin que, hasta el momento, haya dado resultado alguno. Continuar leyendo
Hay dos maneras de perseguir a los cristianos: una es matándolos, otra es no dejándolos vivir su fe (que es otra forma de muerte).
Voy a partir de un fenómeno que nos iguala a todos. Es la primera vez en la historia que vivimos dos historias: una, la de todos los días, la nuestra, la que nos toca vivir; y la historia que inventan los medios.
Cómo la ausencia de políticas públicas a favor de ella en el campo de la comunicación social la van carcomiendo hasta dejarla sin carne; descarnada.
El Papa Francisco fue irónico, enfático, totalmente claro en el vuelo de regreso de México a Roma: “cristiano es el que construye puentes y no es cristiano el que construye muros”. Ergo: Donald Trump –candidato triunfador por el lado republicano del súper martes en Estados Unidos—“no es cristiano”.
Mi generación creció con la figura de Umberto Eco (1932-2016) como el gran gurú de la crítica a la cultura de masas. Recuerdo haber tenido discusiones con mis compañeros de la carrera de Comunicación sobre si éste o aquél era “apocalíptico” o si era “integrado”. Fue un guía indestructible a la hora de hacer análisis de la semiótica de Supermán o de los cómics. No entendíamos mucho (casi nada) de lo que planteaba. Pero le echábamos muchas ganas a la lectura de libros como “Obra Abierta” para poder citarlo en las mesas redondas que se armaban dentro de la Asociación Nacional de Estudiantes de Comunicación…
Fieles a nuestra promesa, en este número de El Observador nos dimos a la tarea de sistematizar el conjunto de tareas específicas que el Papa Francisco nos dejó a los mexicanos (todos) como camino para recuperar la luz frente a estos días de sombra.
Anteriormente –en México—el peligro era ser torero o limpiador de vidrios de los rascacielos (o ciclista en la capital del país). Hoy, éste último peligro persiste, pero se le han sumado otros dos: ser sacerdote o periodista.
El presidente Enrique Peña Nieto y su esposa no tuvieron más que rendirse, como todo el gabinete, a la fe de los jóvenes del pueblo mexicano. Qué grande sorpresa para todos ver que México tiene una juventud creyente, pujante, esencialmente católica.
Queridísimo Papa. Mil gracias por haber venido a México a remover –sí, a remover—conciencias: muchas de ellas dormidas, adormiladas, atarantadas, perversas o, de plano embrutecidas. La mía, en primerísimo lugar.