La crisis que vivimos en esta cuesta de enero no es de antier. Viene de muchos años atrás. ¿Cuántos? Desde que la Revolución se bajó del caballo y se volvió institucional. Antes eran las balas las que arreglaban las cuentas. A partir de la década de los cuarenta del siglo pasado, son los planes, los mitos, las mentiras convertidas en verdades y las verdades convertidas en secretos.
En octubre de 1995, al recibir la Medalla Belisario Domínguez, el historiador mexicano Miguel León-Portilla advirtió, en presencia de los senadores y del presidente (Ernesto Zedillo) el riesgo que estaba corriendo México de “vivir de prestado”. Vivíamos –y vivimos—“de prestado”, mandando casi 30 millones de mexicanos a encontrar oportunidades de trabajo y vida digna a Estados Unidos.
Vivimos “de prestado” subsidiando la gasolina (sin decir que la mitad o más la teníamos que importar porque aquí, “cuidando los altos intereses ciudadanos”, nadie podía invertir en refinación más que Pemex, y Pemex era la que proveía al gobierno para las campañas, el gasto corriente, el gasto social, el robo coordinado, las cajas chicas, el dinero para “arreglar” pleitos, para viajes, líderes charros, comprar votos…).
Y “nos prestó” el gobierno el mito que el petróleo era nuestro, de la gente. Que nadie podía tocar la corrupción, la impunidad, el desorden, porque estaba “vulnerando la soberanía nacional”. Era, por decirlo en pocas palabras (muy del tiempo de la “administración de la abundancia” con José López Portillo) un “vende-patrias”, un traidor.
El gasolinazo de Enrique Peña Nieto es la última puya al toro moribundo. Esto no podrá seguir así. No podemos, como país, seguir viviendo “de prestado”. ¿Cambiar a la clase política? No es de la noche a la mañana. Requiere competencia ética y virtudes ciudadanas. ¿Cambiar como sociedad, como empresas, como familias? Sí, para exigir exigiendo. ¿Hay vida después del coche? El Observador de esta semana te dice cómo. Y por qué. Como lo hará la semana siguiente, si Dios presta licencia, con la vida que hay después de Trump. ¡Buena lectura!
Publicado en El Observador de la actualidad No. 1123