Las estadísticas y mediciones que hacen agencias informativas nos dicen que es la canciller alemana Angela Merkl. Pero en la edición de diciembre de National Geographic, un estupendo reportaje de portada –firmado por Maureen Orth—subraya (se traduce a 30 idiomas y tiene 7.5 millones de suscriptores) algo muy ad hoc al Año de la Misericordia convocado por el Papa Francisco: que el verdadero poder está en el servicio. Y el servicio que hizo –y sigue haciendo—la Virgen María a la humanidad es incomparable. Desde la Anunciación y su “sí” hasta el día de hoy.
Por eso la “figura materna por excelencia, sanadora misteriosa, la Virgen María, inspira devoción como ninguna otra mujer en la Tierra”, como dice en la entrada el artículo –sorprendente—de la revista recientemente adquirida por 21th Century Fox, del magnate de las comunicaciones Rupert Murdoch. Es decir: la eficacia de su intercesión ante Dios, descubierta en todo del planeta, hace que en pleno siglo XXI (el siglo que “olvidaría” la religión, según los no creyentes, los liberales, los agnósticos, los ateos y los indiferentes) la Virgen María sea un “fenómeno global”.
Una de las citas más importantes del reportaje, al menos para quien esto escribe, es la siguiente: “Musulmanes y cristianos la consideran santa sobre todas las mujeres y el Corán cita el nombre de Maryam más veces que los que la Biblia menciona a María.” Si consideramos que cristianos y musulmanes suman 60 por ciento de la población mundial, y que María es la santa más grande de las mujeres para ambas religiones, estamos, justamente, hablando del poder. Del poder del amor (adelanto una hipótesis: ¿no sería acaso María la que uniera a cristianos y musulmanes y evitara la anunciada tercera guerra mundial?).
Publicado en El Observador de la Actualidad