Un paso más se ha dado en la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba el pasado viernes 29 de mayo, cuando Washington, finalmente, ha hecho oficial la eliminación del gobierno de La Habana de la lista de países que, según el Departamento de Estado de Estados Unidos, “patrocinan el terrorismo” a nivel internacional. Pero, ¿se trata de un paso decisivo?
Así nos lo cuentan los que llevan la batuta publicitaria de este proceso. Este había sido uno de los puntos principales de las negociaciones que se iniciaron, por mediación de la Santa Sede, concretamente del Papa Francisco junto con el gobierno de Canadá, a fines del año pasado por parte de la delegación cubana.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, respaldó oficialmente el 14 de abril el retiro de Cuba de la lista de gobiernos que patrocinan el terrorismo y vencía el plazo de la notificación del Congreso, por lo que John Kerry, secretario de Estado, tomó la decisión de echar para atrás la presencia de Cuba en esta “lista negra”.
La isla caribeña estaba dentro de la lista desde 1982, con el pretexto de que era santuario para los exiliados o perseguidos de la organización separatista vasca ETA y de las FARC, la guerrilla colombiana. En ese mismo año, entonces bajo el gobierno de Fidel Castro, Cuba también fue expulsada de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Estados Unidos y Cuba recuperan poco a poco un estatus de normalidad en sus relaciones bilaterales, aunque el bloqueo económico que mantiene la nación americana sobre Cuba, mismo que ya se extiende por cinco décadas, no ha sido todavía modificado. Y ese es el quid de la cuestión.
Tardará años todavía en llevarse a cabo, si es que, finalmente, se consigue. El asunto es mediático. Obama ve los bonos de su partido a la baja en los próximos meses, sobre todo con la cuestión migratoria estancada. Tiene que buscar argumentos para que la comunidad hispana apoye a los demócratas en 2016. Y éste es uno muy bueno.
De pronto, los vilipendiados países hispanos son el balón de oxígeno de los demócratas. Y eso lo saben los asesores de imagen del presidente Obama. Los cubanos de a pie, seguirán esperando a que la alargada sombra de Fidel deje de cubrirlos y que el Tío Sam se asegure de que, de nuevo, tendrá en un puño a la isla.
Publicado en Revista Siempre!