Este año se cierra con una gran novedad: la de “los indignados”. Un movimiento que no es movimiento (no se mueven, se quedan), y una protesta múltiple, pareja, sin filiación política. Comienza el 15 de mayo de 2011 en el kilómetro cero de España, la Puerta del Sol, y como sucede casi siempre, adquiere fuerza cuando los “okupas” ocupan Wall Street en Nueva York. El mundo está colonizado por la imagen. Y el centro de la producción de imágenes (si no, véanse cuántas películas han acaecido ahí) es la Gran Manzana.
No son iguales, aunque sean lo mismo, los indignados de Madrid que los de Washington o Los Ángeles. Unos repudian a los políticos de toda procedencia, otros a los bancos y a los banqueros, otros a los monopolios y unos más a las políticas económicas neoliberales, que traen al mundo a mal traer y a millones de familias sin empleo.
Los manifestantes madrileños demandaban una democracia participativa; los neoyorquinos el fin de la mentirosa ficción de la bolsa de valores, los de San Francisco empleo, los de París el freno a la desertificación del planeta, los de Paseo de la Reforma, el fin de Estados Unidos… Sin embargo, un sentimiento nuevo se ha apoderado de la gente: de que se puede protestar en libertad contra aquello que pasa, sin necesidad de ser carne de cañón de un partido político.
De nueva cuenta, las redes sociales han servido de soporte a “los indignados”. A través de ellas fluye la información sin necesidad de haber una organización cupular que la condense. El portal español www.losindignados.com es un modelo de este tema que, sin duda, ha enfocado sus baterías a defender a la gente de los políticos, mediante la única arma que tienen a la mano: Internet. Videos y fotos, comentarios y movilizaciones (nada de artículos sesudos ni de lecturas recomendadas) forman parte de la página y de todas las que están surgiendo a la sombra de la indignación internacional aguda.
Y ya no hay fronteras: lo mismo es Bolivia que Inglaterra, México que Alemania. Una sensación de angustia por el futuro es la que se impone en las calles y en las plazas del mundo. No es una sensación nueva. Pero las formas de expresarla, sí que lo son.
Publicado en Revista Siempre!