La insidia

Cristo Redentor Iglesia CatólicaHe recibido comentarios de un reciente artículo que publiqué en este mismo espacio sobre el linchamiento mediático y oficial de los sacerdotes víctimas de la violencia en México: son “culpables” de ser víctimas.  Son “merecedores” de lo que les pasa, por ser sacerdotes…   Sé que es una práctica “normal” en los medios aliados al poder en México, lo que genera es impunidad.  Más impunidad.  Y tensión social.

Pero esto viene de más lejos.  Lo ilustro con una anécdota recogida por don Santiago Ramón y Cajal en sus Charlas de café: “Cuenta el príncipe Borghese que al cruzar la China en automóvil (estamos hablando de 1930), muchos aldeanos, sorprendidos por el extraño artilugio, le decían con aire socarrón:

–¡Caramba!  ¡A nosotros no nos engaña fácilmente!  ¡Ese coche lleva un caballo dentro!…”

Bueno pues, justamente, así se puede leer “entre líneas” cuando se trata de una campaña, una opinión, una marcha, un periódico, una revista, una propuesta de la Iglesia en nuestro país.  El subtexto (y lo que entienden fácilmente los lectores, los telespectadores, los radioescuchas) es:

–¡No manchen!  ¡A nosotros no nos engañan fácilmente!  ¡Esa sotana trae un pederasta (o un tomador, o un manipulador de jovencitas o un inútil, o …) adentro!

Y asunto terminado.  Pero lo que se pierde con la insidia es la enorme impronta de la Iglesia en nuestra civilización, en nuestra cultura, en nuestra identidad.  Quizá esa sea la “vena abierta” de México, por donde gotea la paz. 

Publicado en El Observador de la actualidad 1110