Al promulgar este viernes 31 de enero el decreto de la reforma política-electoral, el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, metió reversa y anunció que se corregirá el Artículo 41, en su Base Sexta, el cual trata las posibles causas por las que se puede anular una elección.
En resumidas cuentas, un proceso electoral se podrá anular no sólo por la compra de votos, sino también por la adquisición de tiempos en medios electrónicos que estén fuera de la ley. “El objetivo es aclarar que la nulidad de elecciones se puede producir no sólo ante la compra, sino ante cualquier tipo de adquisición de cobertura informativa o tiempo de radio y televisión fuera de los supuestos previsto en la ley”, dijo el presidente.
En breve, el Congreso —que ya inició periodo ordinario de sesiones— va a recibir esta iniciativa presidencial para redactar bien el artículo en que hace mención a las causas electorales de anulación. Las reformas en materia político electoral, a partir de las cuales se prevé la creación del Instituto Nacional Electoral (INE), que sustituirá al Instituto Federal Electoral (IFE) fueron presentadas en Chapultepec por EPN quien en su discurso agregó esta propuesta.
Entre las causales de nulidad de una elección está el rebasar hasta en 5 por ciento el tope de gastos de campaña o contratar tiempos comerciales de TV y radio, y se considerarán determinantes si la diferencia de votos entre el primer y segundo lugar es menor al mismo porcentaje. Ahora sabemos que, la compra fuera de la ley a medios también será causa de que se anule un proceso electoral.
Pero, ¿cómo se va a determinar esto? Es una práctica que se ha hecho por años y que nadie ha podido, ni remotamente, comprobar (como tampoco se puede “comprobar” el chayote). Como en tantas otras “reformas” electorales que han sucedido, los medios electrónicos apenas si son tocados. Y los tratos por debajo de la mesa —como los que se dieron en el anterior proceso electoral que llevó a Los Pinos a EPN— serán conocidos, substanciados, debatidos y olvidados por el nuevo Instituto Nacional Electoral.
Se trata, pues, de una corrección de redacción, en una reforma que deja intocadas —al menos en los medios— las causas de la inequidad.
Publicado en Revista Siempre!