Muchos de ustedes vieron la película de Steven Spielberg, La lista de Schindler (Estados Unidos, 1993) La película cuenta la historia de Oskar Schindler, un empresario alemán que salvó la vida de alrededor de mil 100 judíos polacos durante el Holocausto. Está basada en la novela El arca de Schindler (Schindler’s Ark), escrita por Thomas Keneally.
Téngala en cuenta, pues muy pronto alguien va a filmar La lista de Bergoglio, basada en el texto que saldrá a la venta el 3 de octubre. Publicado por la casa EMI, en Italia, y con traducción a numerosas lenguas, se trata de una investigación preciosa y precisa de Nello Scavo, periodista, cronista judicial del diario Avvenire, el rotativo de la Conferencia Episcopal Italiana.
Según Sandro Magister, uno de los vaticanistas más reconocidos del momento, Scavo «ha descubierto, con la ayuda de numerosas personas que habían huido y uniendo sus testimonios como un rompecabezas, que Bergoglio tejía silenciosamente una red clandestina que consiguió salvar no a muchas decenas, sino centenares, de personas cuyas vidas corrían peligro».
Los detalles de la red tejida por Bergoglio y los jesuitas, tanto de Argentina como de Brasil, se cuentan en la investigación. Y callan, definitivamente, la bocaza a tanto estúpido que lo ligaba con la dictadura de los generalotes Videla, Massera, Galtieri… Lo más hermoso: entonces, por razones de seguridad, Bergoglio permaneció en silencio, pero cuando en marzo pasado –tras ser elegido Papa—volvieron a la carga (los demonios son tenaces), hizo lo mismo. No se defendió de la mentira, no quiso pasar por lo que fue: héroe. Se confió a Dios, a nuestras oraciones, al testimonio callado. Muchos, como el escritor Alfredo Somoza, fueron salvados por la red tejida por padre Bergoglio, sin saberlo. La heroicidad es el ethos cristiano.
Publicado en El Observador de la Actualidad
