Ignoro si éstas hayan sido las palabras exactas de Eduardo Pérez Motta, presidente de la Comisión Federal de Competencia (CFC) durante su intervención en la Semana de Políticas Pro Consumidor, porque habló con un tono inusual en quienes tienen ese tipo de representación. Dijo que sería bueno que el sector telecomunicaciones se abra a la inversión extranjera para mejorar la oferta y la competencia “con jugadores clave”.
Los monopolios han de haber recibido con frialdad las declaraciones de Pérez Motta. En telecomunicaciones, como en tantos otros sectores de la economía mexicana, la concentración en pocos “jugadores” ha sido la estrategia seguida por el gobierno federal para asegurar el control político. Y, de paso, cubrirse las espaldas unos a otros: los gobernantes y los dueños de los monopolios.
Pérez Motta, según lo reproduce el periódico electrónico Animal Político, subrayó su condena de la poca competencia que hay, por ejemplo, en televisión abierta. Dos “jugadores”, dijo, “concentran todo el mercado”. Más adelante señaló que “en este país donde hay 55 millones de gente muy pobre que no tiene acceso al mundo mas que la TV abierta, no podemos darnos el lujo de no abrir”.
La oscura declaración del titular de la CFC es reflejo de lo que, en general, se considera a la televisión: un pasatiempo y una “ventana al mundo”. Pero tiene la virtud de poner en cuestión el que necesita un revulsivo: “mucha gente dice que no caben más de dos (cadenas), bueno, pero que lo diga el mercado”. El mercado mexicano está teledirigido. No hay conciencia de la necesidad de abrir la televisión, porque los monopolios le han enseñado que ellos les dan todo lo que necesita: la prueba está en que los gobiernos los siguen “favoreciendo” con sus concesiones en todo el país.
Sin embargo, puede cambiar este nivel de conciencia: no porque vengan algunos monopolios extranjeros —que serían más de lo mismo—, sino porque se abriera un debate nacional para introducir el tema de la televisión pública, de la televisión regional, de la subvención del Estado a modelos alternativos de programar y distribuir imágenes.
Mostrar a la gente que otra televisión sí es posible. A lo mejor Pérez Motta no estaba pensando en eso cuando dijo: “hagamos un buen diseño de licitación y que sea el mercado el que defina si quieren entrar o no, pero no nosotros los burócratas”. Bueno, es casi seguro que no estaba pensando en eso. Pero dejó entrar algo de aire a una habitación cerrada a piedra y lodo. Y eso es ganancia. Sobre todo entre los burócratas de las telecomunicaciones.
Publicado en Revista Siempre!