Josefina Vázquez Mota anda en busca de la candidatura del Partido Acción Nacional a la presidencia de la República. Aunque no lo diga abiertamente. No son los tiempos. Para esta mujer, que ha recorrido secretarías de Estado tan importantes como la de Educación o de Desarrollo Social, el principal desafío que presenta México es la pobreza. Pero, también, el machismo, la exclusión, la marginación. Este es el perfil de una mujer que apuesta por ser la primera mujer en llegar a la silla presidencial en la historia del país.
Josefina, ¿anda usted en campaña?
Ando caminando el país, sobre todo con los legisladores del PAN, para decirles lo que estamos haciendo en el Congreso.
¿Qué reforma usted emprendería primero, si fuera presidenta de la República?
Sin duda la de la educación; la segunda apuesta mía estaría en un crecimiento económico y, por supuesto, la creación de un verdadero sistema de justicia y el fortalecimiento de los gobiernos locales.
¿Ve usted una crisis de la verdad en México?
Se ha perdido confianza en el mundo de la política; hay distancia, hay escepticismo, hay desánimo social. No intento minimizar ningún reto ni tampoco generar un falso optimismo. Creo que estamos obligados a reconstruir el ánimo social; que las palabras encuentren el eco de la realidad.
Las palabras –en la política— se vuelven eso, palabras…
Hemos abusado de las palabras. La violencia verbal ha provocado polarización y distancia de los ciudadanos ante la política. Soy una convencida de que la gran mayoría de los mexicanos están cansados de la violencia verbal, de la injuria, de la descalificación, de la acusación sin fundamento y, por lo tanto, nos urge el diálogo. El diálogo es la capacidad de construir un puente.
¿Sí cree en el diálogo o es la representación de su yo político?
Yo creo en el diálogo, de verdad. Octavio Paz nos recuerda que la primera expresión de la violencia es la violencia verbal. Soy una panista que no tengo problema para sentarme a hablar en una mesa con una persona del PRI o del PRD o de alguna otra corriente política o el sector empresarial. México es plural y diverso. Y esto no es una amenaza: es una riqueza.
A veces, a los políticos se les «olvida» construir caminos de acceso a la realidad…
Insisto: en México tenemos que reentrenarnos en el diálogo. En un sistema autoritario, el diálogo no tiene sentido ni importancia. Soy una convencida de que se tiene que gobernar por quienes votan por uno, pero por supuesto, para aquellos que no votaron por uno. Y eso obliga a los consensos.
Diálogo para todo, pero, ¿sin condiciones?
Hay una condición indispensable: tener confianza. Uno tiene que tener confianza aún en aquellos que le van a jugar a la contra en las elecciones. Sin confianza en el otro no hay acuerdos. Y sin acuerdos no hay nada.
Si no hay un espacio en común hay monólogos, y los mexicanos, Josefina, estamos hartos de partidos monologantes…
Curiosamente, nuestra cultura política hace que si uno logra un acuerdo, genera luego más suspicacias que si uno está en la contradicción. Parecería que nuestro sistema político premia más la confrontación que el acuerdo. El país no puede ser rehén de procesos electorales. Ya no podemos estar en un inmovilismo político porque todo tiene una lectura político-electoral peligrosísima.
¿Y qué se puede hacer?
Despolitizar mucho del actuar de la propia política. Hacer política no es solamente tarea de los partidos. Es de todos: de un empresario cuando invierte, de un ciudadano cuando participa… Necesitamos formarnos como ciudadanos. Los políticos no debemos ser los únicos protagonistas de las decisiones del país.
No nos ha llegado la madurez democrática…
Vivimos muchos años en los que la participación ciudadana no era relevante. Estamos reaprendiendo a tener que participar. Y esto tenemos que incentivarlo con objetivos concretos: la reelección, la reelección consecutiva, la iniciativa ciudadana, las candidaturas ciudadanas, son una apuesta para darle poder al ciudadano.
¿Pero, ya llegamos?
Estamos en tránsito. Y requerimos animar y fortalecer la participación de los ciudadanos.
Uno de cada cuatro mexicanos piensa que es mejor darle educación al niño que a la niña…
Tenemos el reto enorme de una cultura de machismo y misoginia. Pero ha ido cambiando. No al ritmo que el país requiere. Pero es una muy buena noticia saber que, por vez primera en la historia del país, entre 6 y 14 años tenemos más niñas que niños en la escuela. Es la primera vez que sucede en la historia del país.
La pobreza en México todavía tiene rostro de mujer
La pobreza, la exclusión, la violencia tienen rostro de mujer. Para las mujeres mexicanas todo es más difícil. Y más enfrentando el tema del alcoholismo, sobre todo entre las mujeres pobres. No sólo es el alcoholismo que es violento: es el que se roba a la familia de una casa. Es el principal desafío que enfrenta México. Y su principal reto, la equidad.