Papa Francisco inspira movilizaciones indígenas que proliferan en América Latina

noautopistaEste sábado 8 de agosto, desde las 8 de la mañana, el pueblo indígena otomí de San Francisco Xochicuautla, Lerma, Estado de México (en el centro del país) hará una protesta contra la empresa Autovan S.A de C.V, para resistir a un megaproyecto carretero el cual, de realizarse, partiría a la mitad sus tierras ancestrales y sus lugares sagrados, según han dicho los propios indígenas de la zona.

Las movilizaciones ciudadanas se repiten en varios países de América Latina, en donde los pueblos buscan defender la naturaleza, alentados -en algunos casos- por el mensaje del papa Francisco que en su reciente encíclica “Laudato Si”.

Unidos, con Dios, para escuchar el grito

Del 17 al 19 de julio, se realizó en Roma el encuentro de representantes de comunidades afectadas por actividades mineras, organizado por el Pontificio Consejo de Justicia y Paz (PCJP) en colaboración con la red latinoamericana Iglesias y Minería, con el lema “Unidos a Dios escuchamos un grito”. Participaron representantes de 18 países del mundo (asiáticos, africanos y americanos).

La Iglesia católica, desde hace años, pero especialmente ahora, bajo la guía del Papa Francisco, viene expresando su preocupación por los efectos que ocasiona a la naturaleza y a los pueblos la intervención de empresas mineras en diferentes regiones de Latinoamérica.

En ese sentido, Luis González, de la Mesa Nacional frente a la Minería Metálica en El Salvador explicó para el portal web “Habla El Salvador”, que el apoyo de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos sobre la lucha contra la minería en ese país es importante y además espera que no se vulneren los derechos de la Comunidad de Cabañas donde se han hecho proceso extractivos.

De la misma forma, Vidalina Morales, ambientalista salvadoreña, expresó que los proyectos mineros no son una salida para la pobreza, más bien traen distintos conflictos sociales, comunitarios o familiares.

Pobreza y más pobreza

En Perú, en mayo de 2015, la Conferencia Episcopal de ese país, hizo un llamado de justicia y paz para velar por la vida del hombre, el cuidado del suelo y el agua en la ejecución del proyecto minero “Tía María” en la provincia de Islay. El comunicado de los obispos del Perú resalta la preocupación por el bien común y el cuidado de la Creación.

En julio de 2015, se realizó en Colombia el Encuentro de Comunidades Afectadas por Actividades Mineras, en el que se hizo conocer un mensaje del Papa Francisco en que recordó que la extracción de riquezas del suelo “paradójicamente no ha producido riqueza, sino más pobreza”,

El Papa Francisco, que ha estado pendiente de estos temas durante todo su pontificado y que lo reiteró en “Laudato Si”, pidió -en ese entonces– al sector minero “desarrollar un cambio profundo” en el trabajo que hace en los países de América Latina.

Mayor presencia profética

La presencia de la Iglesia en el tema de la defensa de los pueblos originarios y de la ecología, no es nuevo. Varios organismos religiosos articulados en la Red Iglesia y Minería, la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), el departamento de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM) y el Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI), denuncian que muchos proyectos mineros solo buscan lucrar de los recursos de la Amazonía, y añaden que estas empresas “ponen en riesgo la vida de los pueblos indígenas”.

La Iglesia latinoamericana ha reconocido que se necesita “una mayor presencia profética, más intensa e integral al servicio de la vida en comunidades indígenas donde se realiza la extracción minera, expansión agropecuaria, construcción de carreteras, hidroeléctricas y empresas madereras”.

Sin estar en contra del desarrollo y el progreso, la Iglesia defiende el derecho que tienen los pueblos indígenas a ser consultados y a que se les pida el consentimiento previo antes de instalar un emprendimiento extractivo, y de que se les garantice condiciones adecuadas para su licenciamiento y así evitar daños sociales y ambientales.

Con la Encíclica del Papa Francisco y el Manifiesto reciente de Santa Cruz de la Sierra, lugar en el que el Papa se encontró con los movimientos sociales de América, la conciencia de estos derechos y la necesidad del cuidado de la casa común, están creciendo como la espuma en una región en la que tan fértil en recurso naturales como explotada por al irracionalismo del capital.

Con información de Signis ALC

Publicado en Aleteia