Como en tantas cosas del periodismo, The New York Times ha incursionado a fondo en las redes sociales y está haciendo las cosas de tal suerte que Twittter y Facebook lejos de hacerlo menos, le han mejorado su cobertura, su capacidad de análisis, su cercanía con la gente y lo han sacado de la crisis (with a little help from my friends).
Parte fundamental de sacarle “raja” a las redes sociales ha sido que, desde hace un año una periodista de raza, Jennifer Preston, se hace cargo de cribar la información, lanzar iniciativas y auscultar a los lectores sobre lo que quieren del periódico y lo que el periódico quiere de ellos. Hoy, The New York Times tiene 85 cuentas de Twitter y Facebook.
¿Qué cosas nuevas están incorporando al diario que en opinión de muchos es el más importante del mundo? Por ejemplo, información al momento, dada por la gente de Chile o de Haití sobre los temblores. La votación popular para los premios Tony o la alineación del día de los Yankees, tras de que el manager se la haya dado al ampáyer central el día del juego de este legendario equipo de beisbol. Lo más importante es que el diario neoyorquino ha propuesto un criterio de selección, y no se lo ha dado a cualquiera, sino a una de sus mejores reporteras.
“Twitter ha servido para mejorar coberturas de última hora. El mejor exponente de este uso fue durante los recientes terremotos en Haití y Chile. ‘La gente que estaba en estos sitios llegaba donde nosotros no lo hacíamos. Fuimos muy rigurosos con la selección de cuentas de Twitter que añadimos, pero una vez que confiamos en los usuarios que estaban allí, que daban consejos útiles, información con valor y fotografías de peso, les dimos todo el crédito en nuestro medio. Tenemos que dar a los usuarios todo lo que esté a nuestro alcance’”, explica la periodista al rotativo español El País.
“Su insistencia en el servicio al usuario va de la mano con el rigor: ‘La selección es la clave. Hacemos combinaciones entre usuarios recomendados y periodistas de nuestro medio. Mi meta es que cada vez más periodistas, editores y trabajadores de todos los departamentos del periódico sepan manejarse en este nuevo mundo’”, siguió diciendo la periodista norteamericana.
La verdad, ésa debería ser la meta en la que estuviera trabajando hoy todo el conglomerado de comunicación del planeta. Y es en la que están trabajando. Cierto: el periodismo tradicional no se ha acabado, como algunos dicen. Lo que demuestra The New York Times con Jennifer Preston a la cabeza es que lo mejor apenas si empieza. Estamos en los albores de una nueva era periodística. Y el criterio ganador será el de siempre: calidad en la selección de la información, cercanía con el lector, relevancia de los contenidos y un compromiso ineludible con la verdad.