Sin miedo

papatwittEl Papa Benedicto XVI ha dado una lección de arrojo ante la pazguata actitud de muchos cristianos que nos encogemos de hombros o echamos culpas por la revolución tecnológica y de las comunicaciones que estamos viviendo. Tuitea, tiene seguidores en facebook, lanza mensajes como el de la próxima jornada mundial de las comunicaciones sociales, en los que nos invita a conquistar -con nuevo ardor y método-el continente digital. No tener miedo o, más bien, saber que el miedo no existe más que para el indiferente ante Dios.

Es cierto que en la red digital hay mundo a menudo contrario al Evangelio. Pero también un campo virgen para la evangelización. El problema ya no es tener acceso a las fuentes de información, sino saber qué hacer con ella, saber cómo ponerla en el contexto adecuado, para que los usuarios de Internet -sobre todo los jóvenes– puedan hallar la luz al final del túnel.

En este mundo, el periodista (el sacerdote, el seminarista, el padre de familia, el maestro…) debe actuar como Teseo, que en el laberinto insondable salvó del Minotauro a los jóvenes atenienses. Hoy el laberinto es otro, y el peligro toma la forma de sobre-información, pero la tarea es casi la misma: ayudar a la gente a encontrar la salida.

La salida es estrecha. Es la salida de la fe en un mundo que, como decía el Papa Benedicto XVI, en su visita a Turquía (2006) la religión ha de ayudar a la sociedad «a abrirse a lo trascendente», es decir, «ofrecer una respuesta creíble a la cuestión que emerge claramente de la sociedad actual, aunque sea a menudo dejada de lado, es decir, la cuestión referente al significado y el objetivo de la vida, para cada individuo y para toda la humanidad».

Si no usamos las nuevas tecnologías de la comunicación para eso, ¿estamos haciendo cultura? La respuesta es no. Una vez más, estamos dejando que otros llenen el vacío de la cultura. Ya sabemos quiénes son. Mejor dicho; quién es: es el diablo.

Publicado en El Observador de la Actualidad