Mi pasión por la lectura del «libro de los libros», de la Biblia, se ha visto ampliamente reconfortada con este maravilloso trabajo de traducción y de penetración histórico-poética que hizo el reverendo padre jesuita don Luis Alonso Schökel y que adaptó para América Latina –como Biblia del Peregrino—un gran equipo internacional de especialistas de todas las disciplinas que confluyen en el estudio de la Palabra de Dios revelada a su pueblo y, a través de su Hijo, a los hombres.
Nueva, pero no novedosa
La Biblia de Nuestro Pueblo no viene a llenar ningún hueco ni a fundamentar un modo diferente de presentar la Sagrada Escritura. El padre Schökel siempre fue muy enfático al respecto. Cierto es que los estudios bíblicos van en constante perfeccionamiento, y que los comentarios y las referencias al hombre de hoy van en aumento, pero no es ésa la única riqueza de esta edición.
Hay dos factores importantes: la adaptación a los giros e incluso a los modismos latinoamericanos (para acercar al lenguaje cotidiano lo que por otras traducciones muy castizas podría aparecer lejano a las maneras del habla del «continente de la esperanza») y los innumerables (e interesantísimos) comentarios que se han añadido a los textos bíblicos.
Para creyentes y no creyentes
La Biblia suscita todo género de intereses. Para quien cree es la Palabra de Dios revelada a los hombres; para quien no cree se trata del relato más profundo que haya producido jamás el genio del hombre. Desde luego, es absolutamente lo primero, sin que lo segundo deje de ser cierto. La Biblia de Nuestro Pueblo o Biblia del Peregrino tiene la particularidad de estar dirigida, también, a los no especialistas. Sus comentarios y su aparato histórico y crítico no deja lugar a dudas: esto es obra de Dios que se entiende por todos, que se disfruta por todos y que es capaz de cambiar la vida de todos.
La Biblia de Nuestro Pueblo, Luis Alonso Schökel. (Biblia del Peregrino, América Latina).
Ediciones Mensajero-Misioneros Claretianos.