Mundial de futbol

Creo que el Mundial de Futbol de Sudáfrica ha conseguido el efecto deseado por muchos líderes políticos de allá y de acá: narcotizar al respetable. La reciente avalancha en los medios sobre si “Jona” y su hermano “Gio” fueron víctimas de Aguirre, el director técnico de la Selección Mexicana, ha ocupado los sitios de honor de las noticias más leídas en los periódicos electrónicos del país. De pronto, el Tri tiene más directores técnicos que los registrados en la Federación Mexicana de Futbol.

Y eso es lo que mueve a la reflexión y a la duda en el futuro de México. Magnificado por el aparato comercial de las televisoras, el Mundial de Sudáfrica se ha convertido en tema obligatorio en la agenda política de la gente de este país, dejando a un lado la cuestión educativa, la guerra del narco, el secuestro de Diego, el desempleo, el bicentenario, la Ley Arizona y el problema de la expulsión acelerada de ciudadanos mexicanos a Estados Unidos, el derrame en el Golfo, la desesperación de los que buscan y no encuentran chamba, etcétera. Dejarlo “para después”, quiere decir a fines de junio, cuando ya las elecciones en varios estados se encuentran encima (son el 4 de julio en Zacatecas, Veracruz, Hidalgo…) y cuando los temas hayan “pasado” de moda.

No es posible que un país entero se paralice por invitación de las televisoras y de los anunciantes. Menos aún cuando todo aficionado al futbol conoce y reconoce el tamaño de nuestro equipo representativo en Sudáfrica (ya quedó claro en Inglaterra y en Holanda). Alimentar la posibilidad de que el Tri llegue más allá del cuarto partido es alimentar una ilusión que no tiene otro signo más que el del comercio, la venta y el embrutecimiento de la masa espectadora. Se puede dar, sí, como también se puede dar que el objeto anómalo que acaban de encontrar los astrónomos alrededor del sol no sea un trozo de nave espacial soviética sino un refrigerador que se le cayó a un marciano de camino a Plutón.

Quizás en mi vida de televidente no haya visto tantas promociones (la industria y el comercio de México han de haber comprado dos estadios completos) ni tantas promesas (esta vez el Tri será la revelación del Mundial, dicen Guardado, Ochoa, los directivos, los comentaristas, los vendedores de baratijas). Si lo es, para ellos qué bueno. Pero no tiene nada que ver con los asuntos de la agenda nacional. Que siguen siendo los mismos. Y empeorando.