¡Gracias, Cardenal!

«Así como el primer anuncio de Evangelio fue, ante todo, un encuentro entre culturas, es necesario hoy un nuevo anuncio que tenga entre sus prioridades a la cultura», dijo, entre muchas otras cosas, el cardenal Secretario de Estado del Vaticano, don Tarcisio Bertone, en su histórica intervención en el Teatro de la República, de Querétaro, el pasado 19 de enero.

Tener como prioridad a la cultura significa una sola y simple cuestión: que la Iglesia –laicos y sacerdotes, religiosas y religiosos— se arroje a evangelizar los lenguajes mediante los cuales se expresan el arte, la ciencia, la comunicación y la investigación científica. Evangelizar esos lenguajes, ¿para qué? Para que vuelvan a expresar humanidad; para que vuelvan sus pasos hacia el bien común y el valor.  En resumidas cuentas, para que podamos vivir en la paz con justicia que exige y reclama el corazón del hombre.

El cardenal Bertone se dijo firmemente persuadido de que «mientras no iluminemos con el Evangelio el alma de la cultura, no podemos esperar la transformación tan anhelada de nuestros pueblos». Y es absolutamente certero su comentario. No podemos esperar que nuestros pueblos, por «generación espontánea», tengan vida y la tengan en abundancia, si nosotros no somos capaces de mostrar a Jesús en su infinita belleza, la única belleza que salva; si nosotros no participamos en el debate público, si nos escondemos en el miedo. «O protagonistas o nada» decía el lema de un encuentro católico el año pasado.  Pues eso: o protagonistas de la cultura, o mediocres paleros de la Verdad

La participación del «número dos del Vaticano» en el templo sagrado del laicismo nacional (el Teatro de la República) nos supo a gloria, por el valor inmenso que mostró al proponer –no imponer—el resurgimiento de la cultura católica en México, para el bien de México y de toda América Latina.  En Querétaro reventó una nueva primavera.  ¡Gracias, cardenal Bertone, por mostrárnosla! Nos deja usted una tarea inmensa que compromete nuestros años.  Como le dijimos en privado: en El Observador la vamos a cumplir.