Desde 1612 cuando, según la tradición, se produjo en Cuba el hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad en la Bahía de Nipe, por Rodrigo y Juan de Hoyos y el niño negro criollo Juan Moreno, hasta este mes de septiembre, en que la Patrona de Cuba estará presente en la visita que hará el Papa Francisco a la isla, muchos acontecimientos han pasado y mucha historia ha corrido frente a ella, en su Basílica de Santiago de Cuba.
Pero su presencia con relación a la fe del pueblo cubano, misma que quiso ser minimizada durante décadas por el régimen comunista encabezado por Fidel Castro, se ha –por así decir—acelerado desde que 1998, durante la Misa ofrecida el 24 de enero, en la plaza Antonio Maceo, de Santiago de Cuba, el Santo Padre Juan Pablo II coronó por propias manos a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre. Continuar leyendo
Como casi siempre sucede –por no decir siempre—los medios de comunicación han maximizado la carta que el Papa Francisco envió el martes pasado al presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, monseñor Rino Fisichella, encargado de organizar el Año Santo extraordinario de la Misericordia en la cual concede un permiso temporal para que los sacerdotes puedan absolver del “pecado de aborto a quienes lo han practicado y que estén arrepentidos de corazón”.
Monseñor Wilfredo Pino Estévez, obispo de Guantánamo-Baracoa, ha enviado un extenso mensaje al pueblo cubano con motivo de la fiesta de la Virgen de la Caridad y la visita a Cuba del Papa Francisco. En su carta, el prelado cubano subraya el hecho de que esta visita debe ser fundamental para que en Cuba se abandone el odio y se instaure, bajo el manto de la Virgen de la Caridad del Cobre, el reinado de la misericordia.
Este 1 de septiembre el Papa Francisco ha convocado –por vez primera– a una Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación. Se une a la Iglesia Ortodoxa, quien ya lo celebra desde hace mucho tiempo. Además de ser testimonio de cercanía entre las iglesias, el Papa ha visto este momento histórico (aprovechando “Laudato si”) para volver a invitarnos a la “conversión ecológica” que la Encíclica anuncia.
Si usted es de los que piensan que para ser santo hay que obtener licencia del cielo, esforzarse un poquitín en aborrecer la comida sustanciosa y hacer milagros, la verdad es que no tiene ni idea de la santidad. Mucho menos de la santidad “en tiempos del Papa Francisco”.
Releo, con asombro, la entrevista que le hizo Carlos Castillo Peraza a Octavio Paz en 1988 (publicada en Proyección Mundial). Ya en otras columnas me he referido a ella. Hoy subrayo una frase de Paz: La gran revolución que se ha hecho en México, la más profunda y radical, fue la de los misioneros españoles.
Este sábado 8 de agosto, desde las 8 de la mañana, el pueblo indígena otomí de San Francisco Xochicuautla, Lerma, Estado de México (en el centro del país) hará una protesta contra la empresa Autovan S.A de C.V, para resistir a un megaproyecto carretero el cual, de realizarse, partiría a la mitad sus tierras ancestrales y sus lugares sagrados, según han dicho los propios indígenas de la zona.
La segunda Carta Encíclica del Papa Francisco “Laudato Si” (“Alabado seas”) ya es llamada por la prensa “la Encíclica verde” por su contenido. Lo que la prensa no ha reportado es su comprometedora procedencia: se trata de un texto totalmente arraigado en el “Cantico a las Criaturas” del “pobrecito de Asís”, que en su parte medular reza diciendo:
La inminente publicación de la encíclica del Papa Francisco sobre el cambio climático y el cuidado de la naturaleza, ha desatado una gran cantidad de comentarios y de controversias, no solamente por la altísima popularidad del Papa, sino, también, por la discusión que genera el propio tema abordado.
La Iglesia en Cuba, tantos años silenciada por el régimen castrista, ha adquirido nuevos bríos, sobre todo con la anunciada visita el próximo mes de septiembre del Papa Francisco a la isla caribeña, antes de su pasaje en los Estados Unidos.