Decía Joseph Ratzinger que la mayor sabiduría es el temor de Dios. Para el mundo esta sentencia es un disparate: la mayor sabiduría es, entre nosotros, la del que hace daño, se beneficia del daño y sigue viviendo como si nada.
En su meditación el cardenal Ratzinger destaca que existe un “miedo justo”. No el temor a la muerte, al infinito, a la soledad, sino el temor a la pérdida de nuestra amistad con Dios. Por culpa de la absoluta indiferencia hacia su obra creadora. Continuar leyendo