–Habla el padre Leonel Narváez, creador de las Escuelas de Perdón y Reconciliación en Colombia
El padre Leonel Narváez, es filósofo y sociólogo de la Universidad de San Buenaventura en Bogotá, con posgrados en las universidades de Cambridge y Harvard. Trabajó 10 años con las tribus nómadas del desierto del Chalbi en los límites entre Kenia, Sudan y Etiopía. Participó tres años en el Comité Temático de negociaciones del gobierno del Andrés Pastrana con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en donde desarrolló exitosos programas de paz. Continuar leyendo
En alguna ocasión el Papa Francisco pronunció esta frase extraordinaria, que toca el verdadero drama que viven países como México y Colombia (que visita en estos días): “El corrupto es el que se indigna porque le roban la cartera y se lamenta por la poca seguridad que hay en las calles, pero después engaña al Estado evadiendo impuestos y quizá hasta despide a sus empleados cada tres meses, para evitar hacerles un contrato indefinido; o bien se aprovecha del trabajo en negro y después presume incluso con los amigos de estas astucias suyas”.
Tal vez 2016 sea recordado, en los medios de comunicación, como el año de las paradojas. Lo que se anunciaba que se iba cumplir, no se cumplió. Y lo que se anunciaba como imposible, se volvió posible. La realidad, la tozuda realidad, se ha impuesto, finalmente, a las predicciones y propuestas de los grandes medios y de los gobiernos.
Antes de ir a sus ejercicios espirituales de Cuaresma, el Papa Francisco escribió un correo electrónico privado en el que le decía a un antiguo colaborador y amigo suyo de Buenos Aires, cabeza del colectivo “La Alameda”, que tras hablar con obispos mexicanos sobre el tema del narcotráfico, temía que en Argentina se produjera una “mexicanización”.
Las protestas callejeras, el cierre de carreteras y los disturbios en plazas y ciudades principales, parecen ser el nuevo lenguaje de protesta que se ha enseñoreado en América Latina. Junto con ello, un trabajo activo en redes sociales, multiplicando por un lado los encuentros y propalando, por el otro, las consignas y las alertas para movilizar voluntades.